COMO DECÍA MI ABUELA

“El que tiene techo de vidrio…” 

De niños, esperábamos las vacaciones con la ilusión de ver a nuestros primos. Nos veíamos en casa de la abuela y mientras mis tías se reunían en torno a la cocina, nosotros nos “robábamos” los pollos del corral o las flores de las macetas. No faltaba el primo o prima que iba con las últimas noticias con mi abuela, pero ella sabía muy bien que todos éramos partícipes de las fechorías, así que le increpaba “el que tiene techo de vidrio, no le tire piedras al vecino”.

Las redes sociales se han vuelto el espacio de convivencia favorito para muchos, ya que la pandemia nos obliga a permanecer aislados, o al menos, a reducir el contacto. Y si bien, la parte positiva de éstas es que podemos mantenernos en contacto con nuestros familiares y seres queridos, en la última semana, se popularizó el uso de Facebook como “tendedero virtual” para exponer a saltillenses que incumplen con obligaciones tanto legales como morales, mostrando la cara no tan amable de las RRSS.

Mediante la página “Los que no dan pensión Saltillo” que cuenta al momento con más de 60 mil seguidores, se expuso públicamente a padres que, con total negligencia, dejaron de aportar los alimentos que legalmente le corresponde recibir a los menores. A la creación de esta página le sucedieron otras, en particular, “Las que no echan lonche Saltillo” que nos muestran otra vertiente del machismo, aquélla que equipara una obligación legal (la pensión alimenticia), con supuestas obligaciones morales (echar lonche).

Si bien, existen mecanismos legales para acceder a la pensión alimenticia y que por medio de una orden judicial les sea descontada dicha pensión de su salario, en la práctica muchos hombres evaden esta responsabilidad renunciando al empleo formal, para que no exista manera de coaccionarlos al cumplimiento. Estos hombres, ejercen violencia económica al retirar el recurso necesario para la supervivencia de los hijos, poniendo en grave peligro a los menores y violando también su derecho al desarrollo integral, por lo que, el surgimiento de estas páginas es un síntoma de todo el malestar que por años han acarreado las mujeres al tener que soportar engorrosos trámites legales y administrativos en representación de los derechos de sus hijos y, encima, tolerar la frustración de no poder realizar mayor acción para hacer que dicha obligación sea cumplida si el hombre en cuestión decide evadir su responsabilidad deliberadamente.

Llama bastante la atención que la ciudadanía sigue culpando a las mujeres y revictimizándolas con frases como “tengan dignidad”, “ustedes escogieron a esos padres”, “ya mejor trabajen”, entre muchas otras, como si ellas fueran culpables de que los hombres incumplan sus obligaciones de padres. Como ellas eligieron casarse, entonces ¿Ellas debían saber que no se harían cargo de sus hijos en caso de una separación? Ni me suena lógico, ni exigible. En todo caso, ¿Por qué insistimos como sociedad en que la culpa la tienen las madres cuando los padres son quienes abandonan?  ¿Por qué les exigimos callar cuando reclaman los derechos de sus hijos? Insinuando de paso que tal reclamo conduce a la pérdida de la dignidad.

Por otra parte, equiparar la obligación legal de brindar los alimentos, con la supuesta obligación moral de “echar lonche” solo nos muestra el grado de machismo que aún permea en nuestra sociedad. Comparando la incapacidad de un menor de trabajar para comprarse leche y pañales, con la incapacidad adquirida con los años, de ser adultos funcionales que pueden prepararse su propia comida, solo porque tienen una pareja que se “encuentra obligada” a hacerlo.

Aunque la sociedad avance en tecnología, ideas retrógradas que delegan a la mujer a la categoría de “sirvientes” y “cosas” de las que los hombres se pueden servir, permean hasta nuestros días. Sin embargo, espero que quede claro que no “echar lonche” y todos aquéllos señalamientos que de forma moralina se hacen hacia las mujeres, solo son eso, y no constituyen obligaciones legales con consecuencias penales. Mientras que, a los deudores alimentarios morosos les queda muy bien el dicho “el que tiene techo de vidrio, no le tire piedras al vecino”… así que les recomiendo que revisen su techo, y de pasada también el apartado “Delitos contra la subsistencia familiar” en el Código Penal de Coahuila, y recuerden que: el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.