¡Que Dios proteja a los hermanos migrantes!
Un tráiler a toda velocidad vuelca dejando 55 personas muertas que viajaban en la caja. Eran migrantes. Seres humanos que eran transportados como mercancía. Este terrible evento deja al descubierto la gran crisis humanitaria que existe en México en torno a la migración de personas indocumentadas. Y aquí vamos por partes.
Todo comienza por el deseo de llegar a Estados Unidos. Dada la proximidad geográfica, México es la antesala. Trump presionó al gobierno mexicano, a funcionar como una malla migratoria. La Guardia Nacional mexicana se convirtió en la nueva Border Patrol. Y además, las solicitudes de asilo al gobierno estadounidense son procesadas en territorio mexicano. O sea, también se hace la función de centros de detención de migrantes.
Biden por su cuenta, no ha levantado estas políticas de su predecesor, porque después del confinamiento del 2020, el flujo migratorio se ha intensificado en el 2021, año de arranque de su mandato. Para darnos una idea, tan solo en los últimos 12 meses, el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza ha detenido al menos 1.2 millones de migrantes centroamericanos y haitianos. Y si a esto le sumamos los 600 mil mexicanos que fueron detenidos en Estados Unidos, la cifra se complica a un más.
Y por otro lado, está la política del autollamado “humanismo” de la 4T que es implacable deteniendo migrantes, a patadas si fuera necesario, pero cuando se trata de desmantelar a las redes de tráfico humano, se les acaba la valentía. ¡Claro! Es más fácil cazar a personas desarmadas que a los coyotes coludidos con la delincuencia organizada. Para ellos, “abrazos, no balazos”. Y mientras estos abusos pasan en territorio mexicano, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hace honor al apellido de su titular, una piedra que guarda silencio sepulcral.
El gobierno mexicano se ha empeñado en establecer el programa Sembrando Vida en Centroamérica como una opción mágica para frenar la migración, pero eso está lejos de ser efectivo por varias razones. Primero, porque el asistencialismo no necesariamente se ve traducido en calidad de vida. Segundo, porque la migración no es motivada solo por factores económicos, sino familiares. Y tercero, porque en muchas ocasiones la gente huye de situaciones de violencia e inseguridad.
Este es un problema muy complejo que en el caso de México requiere una estrecha coordinación, no solo con el gobierno de Estados Unidos, sino también con los países de origen. Y además con las organizaciones altruistas, que cada día se ven más rebasadas para atender los efectos de esta crisis humanitaria, que lastimosamente no es exclusiva de México. Es global. ¡Que Dios proteja a los hermanos migrantes!
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
Twitter @navarroisrael
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