Juguetes artesanales: una tradición que se niega a morir 

Trompos, baleros, marionetas, sonajas, tráileres y aviones de madera y muñecas de trapo son algunos de los juguetes artesanales hechos en México que aún se pueden encontrar en al menos cuatro locales del Mercado Juárez de Saltillo para alegrar a niños en esta próxima Navidad o en cualquier otra época del año.

Pese a que reconoce que su demanda es poca y culpa de esto a la popularidad que los videojuegos han alcanzado en las últimas décadas, Eduardo Daniel Briones Solís, uno de los comerciantes que oferta estos artículos en el mercado ubicado en el Centro Histórico, asegura que la tradición de estos juguetes no está del todo extinta.

Lo anterior ya que su motor para funcionar no son baterías o carga eléctrica sino la imaginación de sus portadores, la cual en sus palabras es difícil que se desaparezca porque los niños la poseen por naturaleza, sin importar la generación en la que se esté.

«Este local ha sido familiar desde generaciones atrás, tenemos 23 años trabajando y vendiendo juguetes de este tipo. Nosotros seguimos con la tradición para que los niños no pierdan el bonito recuerdo de cómo era jugar antes de que existiera la tecnología y los juguetes eléctricos. La gente sigue comprando, siguen pidiendo los trompos, los baleros, los yoyos», compartió este jueves con EL HERALDO.

LA NOSTALGIA COMO PARTE DE SU RESCATE

Si bien Fernando Flores Castro, otro de los locatarios del Mercado Juárez enfocado desde hace 20 años a este giro, coincide con Briones Solís, también opina que la permanencia de estos juguetes a través del tiempo se debe principalmente a la nostalgia de los abuelos y padres de familia que acuden a este lugar en su búsqueda para obsequiarlos a los más pequeños del hogar.

«Mi local tiene abierto más de 20 años abierto en cuestión artesanal. Hay abuelitos o papás que vienen con la intención de llevarse un trompo o yoyo y mencionan ‘se lo llevo a mi nieto o a mi hijo porque no conocen de esto’. Las nuevas generaciones no saben qué es una matraca, qué es un trompo y esta es la manera en que se los presentan», apuntó.

Además de su precio, que oscila entre los $50.00 y $300.00 pesos, otra de las ventajas que poseen estos juguetes es que permiten a los infantes ejercitar su mente y creatividad al participar en juegos y escenarios que elaboran en torno a su concepto, por lo que su uso se mantiene incluso en escuelas y espacios educativos.

«Hemos visto que en las escuelas como kínder o primaria también encargan juguetes con los que sus estudiantes puedan ejercitar sus manos y su mente, entonces piden un yoyo, un balero, una sonaja o un tambor», platicó.

«Es poco lo que se vende, pero si la gente entra al Mercado sabe que aquí va a encontrar juguetes de ese tipo, nada de aparatos electrónicos porque no va con el estilo del Mercado Juárez. La gente viene con la intención de ‘déjame ver qué encuentro para llevarle a mis nietos’, aún demuestra detalles así para que los niños conozcan», ahondó.

De acuerdo con ambos comerciantes, en México los principales talleres dedicados a fabricar estos juguetes se ubican en Michoacán, Guerrero, Jalisco, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Guanajuato y Estado de México y desde ahí son enviados a ciudades como Saltillo para llegar a las manos de niños que representan la esperanza de que no desaparezcan y se pierdan en la memoria de adultos que en su niñez los usaron para divertirse. (OMAR SOTO / EL HERALDO)

Autor

Omar Soto
Omar Soto
Reportero de El Heraldo de Saltillo. Apasionado por la cultura y lector voraz.