Para muchos pacientes, la recuperación completa de la COVID-19, enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, les llevará más de un año.
Esto, debido a que incluso después de 12 meses, las personas continúan con uno o más síntomas respiratorios o neurológicos, a lo que se le ha denominado como “COVID prolongado”, de acuerdo con la revista médica The Lancet.
Este término se usa comúnmente para describir los signos y síntomas que continúan o se desarrollan después del COVID-19 agudo con una duración igual o menor a 12 meses.
En lo que es hasta ahora el estudio más grande de sobrevivientes adultos hospitalizados de COVID-19, el investigador chino Lixue Huang y sus colegas encontraron que al año, los supervivientes de COVID tenían problemas de movilidad, dolor o malestar y ansiedad o depresión.
La fatiga o la debilidad muscular fue el síntoma informado con mayor frecuencia tanto a los seis meses como a los 12, mientras que casi la mitad de los pacientes informaron tener al menos un síntoma, como dificultades para dormir, palpitaciones, dolor en las articulaciones o dolor en el pecho, al año.
“A medida que continúa la pandemia, la necesidad de comprender y responder a un COVID prolongado es cada vez más urgente. Síntomas como fatiga persistente, disnea, confusión mental y depresión podrían debilitar a muchos millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, se sabe muy poco sobre la afección”, señalaron.
Sin tratamientos probados o incluso orientación de rehabilitación, el COVID prolongado afecta la capacidad de las personas para reanudar la vida normal y trabajar.
Ya que, por ejemplo, en el Reino Unido se estima que 945 mil personas (1.5 por ciento de la población) tuvo un COVID largo, según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, incluidos 34 mil niños de dos a 16 años.
La prevalencia fue mayor en las personas de 35 a 69 años, las niñas y las mujeres, las personas de zonas más desfavorecidas, las que trabajaban en la atención sanitaria o social y las que tenían otra enfermedad o discapacidad que limitaba su actividad.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha pedido a los países que prioricen el reconocimiento, la rehabilitación y la investigación de las consecuencias a largo plazo del COVID-19, así como la recopilación de datos para el COVID prolongado.
“Se necesita una agenda de investigación coherente para prevenir el desperdicio de investigación y mejorar los resultados para los pacientes”.
“Las comunidades científicas y médicas deben colaborar para explorar el mecanismo y la patogénesis del COVID prolongado, estimar la carga de enfermedades globales y regionales, delinear mejor quién está en mayor riesgo, comprender cómo las vacunas podrían afectar la afección y encontrar tratamientos efectivos a través de ensayos controlados aleatorios”, indicaron. (EL FINANCIERO | THE LANCET)
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