Segundo intento de los Demócratas por enjuiciar a Donald Trump, y segundo fracaso que se anotan al ser absuelto en el Senado. A diferencia del primer impeachment en el que 48 senadores lo encontraron culpable en el cargo de abuso de poder y 47 en el cargo de obstrucción al Congreso, en esta ocasión 57 senadores lo hallaron responsable de incitar a la violencia. 7 senadores Republicanos se sumaron al esfuerzo Demócrata por condenar al expresidente. Pero les faltaron 10 votos más, puesto que se necesitaban 67 para logarlo.
¿Qué hubiera pasado si 67 senadores, que para esta tarea funcionan como jurados, hubieran condenado a Trump? Pues siendo que ya no es presidente no hubieran podido destituirlo, pero sí inhabilitarlo y dependiendo del dictamen inclusive enviarlo a la cárcel, teniendo en cuenta que en los incidentes sobre los cuales fueron fundados los cargos murieron 5 personas.
Sí todo es político. Para los Demócratas este esfuerzo se trataba de desactivar el futuro político de Donald Trump, quien tiene la intención de volverse a postular para presidente en cuatro años. Pero por otro lado, la absolución de su segundo impeachment no puede ser considerada como un triunfo porque el juicio no se trató de su inocencia sino de cuánto apoyo político tiene al interior del Congreso. Claramente los partidos mandan sobre la justicia.
Este resultado va a impulsar el ego del expresidente y le dará un buen posicionamiento para construir su campaña y continuar ganando adeptos a su movimiento político, pero ojo, no todo será celebración para Trump. Si cree que se acabó la turbulencia está muy equivocado. Seguramente hay cosas las que tendrá que responder en el futuro, como las acusaciones de evasión fiscal y acoso sexual.
Sin embargo, eso ya no será a manera de juicio político en el Congreso, sino en las cortes judiciales en calidad de ciudadano. Y eso incluye a figuras cercanas, sin la posibilidad de otorgarles el perdón presidencial como hizo discrecionalmente durante su mandato. Sin silla de la presidencia se queda sin la capacidad de ejercer presión sobre funcionarios, como solía hacerlo, y sobre todo sin la obediencia de actores clave que antes hacían su voluntad sin chistar. Luego entonces, encontrará un mayor desgaste al interior de su partido.
Recién comienza una nueva temporada de esta House of Cards que durará cuatro años. Saquen las palomitas, que a diferencia de los últimos capítulos de la serie, el show de la vida real se va a poner mucho mejor.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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