Ciudad de México. – La crisis sanitaria también está poniendo en riesgo las habilidades sociales que aprenden los niños y niñas en las escuelas.
Además del aprendizaje del español y las matemáticas, el trabajo colaborativo que se aprende en las aulas podría verse mermado para toda una generación.
De acuerdo con Paulina Amozurrutia, especialista en educación, en el caso de la educación preescolar más de 80% del aprendizaje es colaborativo, según publicó Excélsior.
Cuando tú no tienes eso, limitas muchísimo el aprendizaje; la escuela da medios de socialización, de contención de emociones que no se están logrando entonces también ahí deberíamos de buscar situaciones paralelas que puedan ayudar, es decir, la escuela debería estar pensando en actividades de socialización por zoom, trabajos colaborativos en donde los niños y niñas tengan que enviar audios o mensajes porque, de lo contrario, para estas generaciones que están viviendo esto quedará mermado este aprendizaje que es prioritario”, advirtió.
El hecho de que un niño esté hacinado y no puede socializar con sus pares reduce sus habilidades sociales y sus capacidades socioemocionales”, agregó.
A partir del 23 de marzo, 30 millones 148 mil 667 niñas, niños y adolescentes matriculados en alguno de los niveles de educación obligatoria dejaron de ir a las aulas a causa de la pandemia. La respuesta del gobierno para que continuaran el ciclo escolar fue la puesta en marcha del programa Aprende en Casa.
Sin embargo, a decir de Paulina Amozurrutia, el enfoque de la autoridad educativa se ha acotado al currículo, cuando la escuela da mucho más a los alumnos, como vínculos y redes sociales.
Hoy, de acuerdo con la consulta #InfanciasEncerradas, siete de cada 10 niñas y niños, principalmente de entre 6 y 11 años, dicen casi no hablar por teléfono a alguna persona que no esté en su casa y esta misma proporción dice casi no chatear con amigas y amigos.
El mayor problema, explicó en entrevista Amozurrutia, es que en cada edad hay periodos sensibles de aprendizaje que pueden ser muy difíciles de recuperar.
Vamos a tener un retroceso de cinco años en la educación por la pandemia (de acuerdo con el PNUD) y cuando la gente lo escucha dice: pero por qué cinco años si vamos a perder un año o un año y medio, y es justo porque estamos perdiendo esos periodos sensibles en donde se traslapan conocimientos y aprendizajes y entonces cuando no se adquieren en el momento, es muy complicado obtenerlos después”.
Es decir, además del aprendizaje que no se está teniendo o que se tenía planeado en la currícula educativa, todas estas habilidades socioemocionales, sicológicas y sociales que se están dejando de lado si pasa mucho tiempo y se pierden será más difícil aprenderlas. Un ejemplo, para un niño de 5, 6 años es facilísimo entender un idioma cuando para un adulto es mucho más complejo porque ya no está en su periodo sensible”, expuso.
Esta semana la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos alertó sobre el hecho de que la interrupción del aprendizaje en las escuelas provocará una pérdida de habilidades en los estudiantes que afectará su productividad en el futuro, lo que podría resultar en una caída promedio de 1.5% del PIB durante el resto del siglo. Esto, porque la pérdida de aprendizaje conducirá a pérdida de habilidades, y las habilidades de las personas se relacionan con su productividad.
Ante ello, planteó que en casa los niños aporten pues eso ayuda a su socialización.
Los papás lo están haciendo bien y no podemos saturarlos para que busquen el periodo sensible de aprendizaje de sus hijos, pero lo que pueden hacer son elementos que parecieran muy sencillos pero que ayudan a niñas y niñas a trabajar la motricidad fina, la motricidad gruesa, como barrer o sacudir, por ejemplo. Hagamos equipo y permitamos que en las labores familiares ellos participen porque ahí estás trabajando la socialización, el trabajo en equipo, la actitud de esperar, la voluntad. Entonces más allá de pensar en otras actividades estandarizadas que serán complicadas de llevar, se puede hacer una ruta en la casa donde todos participen, no le tengamos miedo a que ayuden en casa, a que tengan tareas muy puntuales, porque a veces creemos que les hacemos un bien dejando de lado que realicen algunas actividades y es totalmente lo contrario”, recomendó. (EXCÉLSIOR)
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