Taberna «El Cerdo de Babel»: 16 años de permanencia y arte

La Taberna «El Cerdo de Babel» se ubica en un inmueble marcado con el número 324 del callejón Ocampo, en el Centro Histórico de Saltillo, entre iglesias, bancos, vendedores ambulantes y demás negocios locales. Este miércoles celebra 16 años de existencia, de continuidad como un espacio abierto a quienes buscan un lugar para conversar acompañados de una buena cerveza, vino, tapas y música ligera −como cantaba Gustavo Cerati−, rodeados de una atmósfera artística que se ha convertido en su sello.

Con algunos ahorros en el bolsillo y un concepto a materializarse, Jerónimo Valdés y Sergio Castillo Lara, abrieron «El Cerdo de Babel» y con ello, en paralelo, emergió una plataforma para la exposición y difusión de diversas disciplinas artísticas como teatro, música, pintura y fotografía.

Al respecto, Sergio Castillo Lara opinó −en entrevista con El Heraldo− que la permanencia de este negocio se debe a la constancia y a no perder su esencia, cuyo pilar es no ajustarse a las corrientes musicales y «modas» que llegan con el paso del tiempo. Es decir, aceptar que «El Cerdo» tiene su propio grupo de clientes, quienes al visitarlo desean encontrarse con el mismo sitio que visitaron hace años, meses o semanas atrás, sin dejar de dar la bienvenida a quienes comprendan su filosofía.

CRECER «A LO ALTO»

Con el paso de los años, la popularidad de «El Cerdo» creció. Su expansión era inevitable, frecuentemente las mesas de la planta baja de su sede se ocupaban apenas abrían sus puertas, se podía ver a clientes de pie, apoyando sus tragos en la barra, decorada con esculturas, peluches y cuadros alusivos al animal plasmado en su nombre, lo que generó −en 2013− el acondicionamiento de su segundo piso, en el cual se colocó una segunda barra, más mesas, salas y cuyas terrazas permiten observar la Plaza Tlaxcala y parte de la Catedral de Santiago.

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Pese a que este 2020, por motivo de la emergencia sanitaria derivada del Covid-19, no habrá una cartelera de eventos para celebrar su 16 aniversario, sí se efectuará −este miércoles− su tradicional entrega de la estatuilla “El Cerdo Beodo”, diseñada por el artista Alejandro Cerecero y que es entregada, a manera de diversión, al cliente “más borracho” o “más fiel”.

SOBREVIVIR EN PANDEMIA

Uno de los mayores retos que ha experimentado este bar, famoso por sus «Papas Cerdo» y su cerveza de barril, fue su cierre temporal que inició el 19 de marzo por el Covid-19, lo que a pesar de afectar sus ingresos, no impidió que sus 20 trabajadores  –la mayoría jóvenes– recibieran sus sueldos semanales, ya que –en palabras de Castillo Lara– «El Cerdo» es una comunidad y como tal hay que apoyarse en momentos adversos.

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Tras dos meses de inactividad e incertidumbre, el establecimiento reinició operaciones con altas medidas sanitarias para evitar contagios entre sus colaboradores y visitantes como uso obligatorio de cubrebocas, disponibilidad de gel antibacterial, toma de temperatura para su acceso y aforo reducido al 50 por ciento, y si bien sus ventas no han repuntado, su retorno representa «un segundo aire» para no poner fin a su historia.

Sergio espera que esta pandemia concluya pronto para ver a esta taberna llena como en sus mejores épocas y celebrar, al igual que más negocios locales, haber sobrevivido a las condiciones económicas adversas, deseando «larga vida al Cerdo», al igual que a sus clientes y amigos. (OMAR SOTO)

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