Inseguridad en CDMX: cambio de PRD a Morena rompió acuerdos
Aunque el PRD en el gobierno de DF-CDMX de 1997 a 2018 nunca tuvo el control de la seguridad pública, la estrategia policiaca con altibajos cuando menos contuvo la operación abierta de cárteles, evitó la disputa violenta por plazas y encapsuló la delincuencia la menudeo fuera de zonas de clase media y alta.
Los asaltos en colonias urbanas céntricas, los asesinatos tipo sicario en restaurantes medios o de lujo, las calles infectadas de delincuentes solitarios o en parejas, la impunidad de los ladrones en motos y ahora el asalto a dos tiendas de lujo –iShop y Louis Vuitton– han revelado el fracaso del primer jefe policiaco de Claudia Sheinbaum y han colocado al segundo en posición sin pista de despegue.
El nuevo secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno de CDMX, Omar Hamid García Harfuch, viene de línea consanguínea de dos importantes figuras en la seguridad del Estado: el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional del gobierno de Díaz Ordaz, y de Javier García Paniagua, un político sobresaliente con dos posiciones de seguridad fundamentales: director de la Federal de Seguridad 1977-1978 y Secretario de Protección y Vialidad 1988-1991 del regente Manuel Camacho Solís como jefe del Departamento del DF.
Además de llegar a se precandidato a en 1981 como el último político del régimen priísta, a García Paniagua le tocadon dos tiempos políticos delicados: la declinación de la guerrilla armada y violenta y la contención de la delincuencia en la capital luego del fracaso de dos jefes policiacos surgidos del espacio militar. En las dos posiciones García Paniagua aplicó la técnica más eficaz en el mando policiaco: firmeza, control y sobre todo liderazgo personal.
En materia de seguridad pública hoy existen dos claves para lograr resultados positivos: liderazgo de las fuerzas policiacas en grado permanente de descomposición por indisciplinas y corruptelas e identificación de las bandas delictivas, sus modus operandi y su capacidad de corrupción.
En unos cuantos meses la delincuencia en la capital de la república se salió del control institucional al cambiar el mando político del PRD a Morena. Hoy hay dos formas delictivas operando por la libre: los cárteles del crimen organizado en sus diferentes especialidades y los delincuentes al menudeo que han brotado como hongos ante un inexplicable repliegue de la policía preventiva.
Sheinbaum carece de un programa de seguridad, no tiene un enfoque estratégico de la delincuencia y cometió el error de desentenderse de la supervisión policiaca directa al dejarle todo el problema a su anterior secretario Jesús Orta, quien desde el primer momento evidenció su incompetencia en los temas de seguridad.
El principal error de las estrategias y políticas de seguridad pública en el DDF-CDMX ha sido su politización: los gobiernos perredistas y ahora morenistas han condicionado la seguridad al enfoque progresista de la defensa de los derechos sociales. Y si el problema real de la seguridad en la capital no es de violación de derechos humanos, los perredistas-morenistas han soslayado el tema central de la estructura policiaca: la corrupción policiaca.
El problema se ha localizado en la falta de decisiones de los jefes policiacos para reestructurar a la policía. Es decir, ha faltado capacidad de decisión y firmeza. El sector militar, por ejemplo, es de más del cuádruple de las fuerzas policiacas, pero su capacidad de disciplina ha reducido la corrupción a prácticamente cero. En las policías, en cambio, la incapacidad en seguridad es hija de la corrupción de mandos. Y ha habido jefes policiacos que no necesitan despedir jefes corruptos, sino que basta con el liderazgo de mandos superiores para impedir que la inseguridad en las calles sea consecuencia de la corrupción de mandos medios-policías.
El cargo de seguridad exige, además, una sensibilidad estratégica en seguridad del Estado. El currículum del nuevo secretario García Harfuch revela entrenamiento estratégico no sólo a nivel académico en temas de seguridad nacional y seguridad interior, sino capacitación en oficinas del FBI y de la DEA. De los secretarios anteriores sólo llegó con cursos similares Raymundo Collins y en seis meses –julio-diciembre de 2018– pudo sentar las bases de un control de las estructuras policiaca y una baja en los índices de inseguridad.
La inseguridad en CDMX es un tema de seguridad estratégica del Estado.
Guerrero. Entre los gobernadores que le encontraron el modo al presidente López Obrador está el guerrerense Héctor Astudillo con la sencilla decisión de no confrontar al gobierno federal, sino sumar esfuerzos en equipo. Y como en la política actual los reconocimientos presidenciales valen, Astudillo sumó uno del presidente el martes por lograr conjunción de esfuerzos en las metas del proyecto de la 4T. “Nobleza obliga”, dijo López Obrador al elogiar a Astudillo y destacar que se puede colaborar aunque sean de partidos diferentes. Por ello el programa “Sembrando Vida” llegará a Guerrero.
Política para dummies: La corrupción, escribió Alan Riding en 1984 en su libro Vecinos Distantes, es la amalgama del sistema político.
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@carlosramirezh
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