MUJER QUE SABE LATÍN

 ARIADNE H.

¿Qué se hace a la hora de morir? ¿Se vuelve la cara a la pared?
¿Se agarra por los hombros al que está cerca y oye?
¿Se echa uno a correr, como el que tiene
las ropas incendiadas, para alcanzar el fin?

Amanecer.

Rosario Castellanos.

 

Rosario Castellanos, de las escritoras mexicanas más reconocidas y cuya obra continúa siendo aplaudida, falleció un 7 de agosto de 1974 en Tel Aviv, Israel. Autora de importantes títulos como “Balún Canán”, “Oficio de tinieblas” y “Álbum de familia”, ejerció también importantes labores de docencia y difusión cultural.

¿Qué mejor manera existe para conmemorar a un autor que leer su obra? Bajo esta premisa es que leí “Mujer que sabe latín”, uno de sus ensayos más conocidos y que ha servido como referente en debates sobre feminismo.

Nunca oí el dicho “Mujer que sabe latín no tiene marido ni buen fin” hasta que leí la columna escrita por Lara Aragón Castro en Letras Libres. Sin embargo, y sin tener conocimiento del dicho mexicano hasta hace poco, se logra comprender  la relación del dicho mexicano con el título del ensayo.

Antiguamente había hablado de “El eterno femenino”, obra de teatro en la que se dejaba ver la postura de Castellanos sobre el papel de la mujer en la sociedad y, “Mujer que sabe latín”, no es la excepción a esto.

Las obras de Castellanos son un legado importantísimo no solo sobre la mujer, sino lo que significa ser mujer en México. Explora, a lo largo de su ensayo y con su poderosa prosa, todo lo que ello implica.

Hay un segmento en el libro titulado “La participación de la mujer mexicana en la educación formal” en el que Castellanos habla de cómo la educación de la mujer era sacrificada en aras de privilegiar la del varón. En cambio, la mujer era enviada a una “escuela” con capacitaciones para ser secretarias, estilistas o recepcionista; en conclusión, trabajos que no requieren la posesión de grandes conocimientos.

Castellanos recurre a la historia, a pensadores antiguos; cita, por ejemplo, la definición de los clásicos: “La mujer es un varón mutilado” y, a partir de ahí, explora la perspectiva sobre la mujer en la historia y comienza a replantearse el papel de la mujer. Habla sobre el restringido acceso que las mujeres tenían a la educación y después habla sobre la misma situación, pero ya en su época, ya en su tiempo. Sin embargo, ahora nos corresponde, como lectores en otro tiempo, seguir explorando el papel de la mujer en esta época, ya desde una nueva perspectiva y nuevas lecturas, pero, a fin de cuentas, seguir reflexionando y no permitir, bajo ninguna circunstancia, que el pensamiento de una pensadora tan importante se pierda.

 

¿Cuál es el rito de esta ceremonia?

¿Quién vela la agonía? ¿Quién estira la sábana?

¿Quién aparta el espejo sin empañar?

Autor

El Heraldo de Saltillo
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