Estados Unidos tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos de los tiroteos masivos

 (Xinhua/Wang Ying) 

La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos expresó su profunda preocupación por los tiroteos masivos que ocurrieron durante el fin de semana pasado en los Estados Unidos y pidió a las autoridades que abran una investigación.

El portavoz de Michelle Bachelet, Rupert Colville, dijo que daban la bienvenida a la condena pública de los Estados Unidos al racismo, el odio, y la supremacía blanca.

“Las autoridades tienen la responsabilidad de asegurarse que sus acciones no contribuyen de ninguna manera a actitudes públicas o estereotipos negativos que incitan a la violencia. Este tipo de mensajes no solo estigmatizan y deshumanizan a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres, y la comunidad LGBT, pero también deja a las personas y a las comunidades vulnerables a los ataques. Esto aplica para cualquier autoridad en cualquier lugar”, dijo.

El portavoz recordó que la ONU condena inequívocamente el racismo, la xenofobia y la intolerancia en todas sus formas, incluyendo la supremacía blanca y llaman a todos los países, incluyendo Estados Unidos, a tomar pasos positivos para erradicar la discriminación.

Un riesgo que ya estaba advertido

Collville recordó que el anterior Alto Comisionado, Zeid Raad al Hussein había hecho una declaración pública pidiendo medidas de control de armas en 2016, que “lamentablemente se puede aplicar por completo” a la situación ocurrida el fin de semana pasado en Texas y Ohio, donde perdieron la vida al menos 29 personas.

“Estados Unidos debe cumplir con la obligación de proteger a sus ciudadanos de esos terribles actos violentos que son el resultado directo de un control de armas insuficiente”, dijo.

Zeid había dicho en 2016 tras el tiroteo en un club nocturno gay en Florida que mató a 49 personas, que era difícil encontrar una justificación racional que explique la facilidad con que las personas en Estados Unidos pueden comprar armas de fuego, incluidos los rifles de asalto, a pesar de antecedentes penales, uso de drogas, historias de violencia doméstica y enfermedades mentales, o contacto directo con extremistas, ambos domésticos y extranjeros.

“La disponibilidad inmediata de armas deja poco espacio entre los impulsos asesinos y las acciones que resultan en la muerte. El viaje entre las creencias llenas de odio y los crímenes violentos de odio se acelera. La sociedad, en particular sus comunidades y minorías más vulnerables que ya se enfrentan a prejuicios generalizados, paga un alto precio por no enfrentarse a los cabilderos y no tomar las medidas necesarias para proteger a las personas de la violencia armada”, había declarado el anterior Alto Comisionado.

Citando el tiroteo en la escuela primaria de Sandy Hook, la Iglesia Metodista en Charleston y antes otras casas, escuelas, universidades y lugares de Estados Unidos, Zeid pidió al pueblo de este país unirse para garantizar que los derechos humanos y la seguridad de todos se fortaleciera. Después de 3 años, y muchas nuevas tragedias, sus palabras aún son vigentes.

Medidas contra el odio

El portavoz de Michelle Bachelet también aseguro que era necesario que el Gobierno y las compañías de redes sociales llegaran a un acuerdo para garantizar que las consideraciones de derechos humanos se integraran al desarrollar la legislación, las políticas y los productos de redes sociales.

“Esto ayudaría en identificar y mitigar este tipo de delitos”, dijo.

Con respecto a la referencia del presidente Donald Trump sobre una nueva ley que incluya la pena de muerte por crímenes de odio y masacres, Collville reiteró que la Oficina de Derechos Humanos y la ONU se han opuesto a la pena máxima en todas las circunstancias.

“Los crímenes de odio debían abordarse junto con sus causas, agregó, pero las nuevas leyes también debían ser muy cuidadosas, de modo que tengan en cuenta los derechos humanos y las libertades”, aseguró. (ONU NOTICIAS)

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Agencias