La movilidad social en México también es una cuestión de género, pues a las mujeres les cuesta más trabajo salir de la pobreza en comparación con los hombres, de acuerdo con el Informe de Movilidad Social en México 2019: Hacia la igualdad regional de oportunidades realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Ceey).
El sitio web de Nación 321 señaló que el estudio detalla que «las posibilidades para las mujeres de escapar de la pobreza son menores que para los hombres. Esto se debe, en parte, a que participan menos en el mercado laboral, cuentan con menos ingresos propios y otros recursos personales para lograrlo». Pero… ¿por qué pasa esto?
OCUPACIÓN
«Las mujeres experimentan menor movilidad social en comparación con los hombres y los logros de vida tienden a ser menores que los de los hombres cuando ambos provienen de hogares en desventaja», señala el estudio del Ceey.
Solo un 8% de las mujeres cuyos padres (hombres) se dedican al trabajo agrícola permanece en dicho sector, cifra que contrasta con un 30% en el caso de hombres. ¿Por qué? La herencia de la tierra es heredada tradicionalmente a los hijos varones.
Por esta razón, detalla el documento, las mujeres se ven obligadas a dedicarse a otros tipos de trabajo como el doméstico, por el cual no se obtiene remuneración.
Un 34% de las mujeres hijas de padres agrícolas desempeñan este tipo de actividades domésticas, consideradas como de baja calificación, mientras que la cifra de reduce a un 15% en el caso de los hombres.
«En el análisis a lo largo del ciclo de vida, el llamado ‘techo de cristal’ limita la movilidad ascendente de las mujeres en los puestos de trabajo, aun cuando cuenten con niveles educativos y capacidades similares a las de los hombres», detalla el estudio del Ceey.
EDUCACIÓN
En México, cuando los padres estudiaron hasta la secundaria o menos, el 9% de las mujeres permanece en una posición «sin estudios», cifra que reduce a 7% en el caso de los hombres.
La brecha se hace más grande cuando los padres no tienen estudios, pues el 21% de los hombres presentan movilidad social ascendente hacia los niveles de preparatoria y profesional, cifra que se reduce a un 16% en el caso de las mujeres.
También, la inserción de las mujeres en la educación técnica y profesional tiende a segregarse por sectores, pues hay una menor participación de ellas en las carreras enfocadas en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, lo que influye en su participación económica dentro de ciertas ocupaciones.
«La misma distribución del trabajo no remunerado, aunada a la fecundidad temprana y la formación de los propios hogares, incide sobre las características de la participación laboral femenina en la juventud y edad adulta. Resulta por demás común que esta se refleje en una brecha amplia de género en la participación laboral, mayor incidencia del trabajo a tiempo parcial, u otras vías que, por su flexibilidad, permiten a las mujeres hacer compatibles las tareas de cuidado del hogar y la familia», señala el estudio. (NACIÓN 321)
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