Se cuenta con infraestructura técnica y humana que permite producirlos a una escala de 10 litros para hacer sus pruebas preclínicas
A nivel internacional existen enfermedades desatendidas como la enfermedad de Chagas, relacionadas con la pobreza y que representan un problema de salud pública América Latina. La OMS reporta más de 70 millones de personas en riesgo, 30 mil nuevos casos y 12 mil muertes por año a nivel internacional. En México, un millón 100 mil personas están infectadas, con un subregistro importante, de éstos hasta el 30 por ciento desarrolla problemas cardíacos.
Ante ese panorama, el laboratorio de Jaime Ortega López, adscrito al Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav, especializado en la producción, purificación y replegamiento de proteínas recombinantes, desde hace ocho años colabora en un grupo de investigación multiinstitucional, con el objetivo de generar la primera vacuna contra el Chagas en México, que en pruebas preclínicas presenta mayor eficiencia y su desarrollo se encuentra más avanzado que otras propuestas.
“Establecimos una colaboración con los doctores Peter Hotez y Maria Elena Bottazzi, del Baylor College of Medicine y del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Texas Children’s Hospital, así como Eric Dumonteil, de la Universidad Autónoma de Yucatán y la Fundación Carlos Slim, con el objetivo de sumar esfuerzos para el desarrollo de una vacuna terapéutica contra la enfermedad de Chagas”, explicó Ortega López.
La enfermedad de Chagas es causada por el parásito Tripanosoma cruzi que es transmitido por la chinche besucona; un hematófago que al succionar sangre defeca, dejando el parásito y cuando la persona alivia la comezón entra al torrente sanguíneo; también se transmite por transfusión y durante el embarazo de madre a hijo.
La infección genera dos estadios: fase aguda, en las primeras semanas, y sus síntomas se confunden con otros padecimientos, provoca fiebre, chagoma (roncha) o inflamación en parpado, en esta etapa los fármacos existentes son efectivos para eliminar el parásito; en la crónica, el parásito ocasiona trastornos cardiacos y/o digestivos, aquí los fármacos pierden efectividad, este tratamiento es costoso, tardado y provoca efectos secundarios graves.
Una alternativa propuesta para enfrentar el padecimiento es el uso de vacunas como elementos terapéuticos, solas o combinadas para ser aplicadas cuando la enfermedad ya está presente y ayudan a disminuir la carga parasitaria en el corazón para prolongar la vida de los pacientes.
En este esfuerzo, el laboratorio de Jaime Ortega investiga cómo producir de manera eficiente los antígenos recombinantes en las plataformas de Escherichia coli y/o Pichia pastoris por ser ampliamente conocidas y económicas.
En la plataforma de Escherichia coli no todas las proteínas se expresan en su conformación soluble como sería deseable y en muchas ocasiones las proteínas recombinantes se expresan mal plegadas y se agregan en partículas insolubles conocidas como cuerpos de inclusión.
Específicamente en este proyecto uno de los antígenos sólo se produce en forma eficiente en cuerpos de inclusión y se trabaja en el desarrollo de un proceso para su replegamiento y a la par se proporciona el antígeno para las pruebas preclínicas.
El desarrollo de vacunas es uno de los procesos más largos en la generación de biofármacos, por ello la conformación de un consorcio interinstitucional e internacional, con el objetivo de aprovechar la capacidad instalada, conocimientos y especialidades de diferentes instituciones para hacer sinergia y acelerar el desarrollo de esta vacuna.
Adicionalmente, el proyecto busca aprovechar las experiencias del grupo Peter Hotez para incrementar en México la capacidad instalada en el desarrollo de vacunas; por ejemplo, que el Cinvestav cuente con la infraestructura, capacidad técnica y humana para la producción de antígenos recombinantes hasta una capacidad de 10 litros en las plataformas de Escherichia coli y/o Pichia pastoris.
Con el apoyo de la Fundación Carlos Slim Cinvestav, Conacyt y del entonces ICyTDF se ha conjuntado la infraestructura básica indispensable para producir, purificar y caracterizar antígenos recombinantes hasta una escala de 10 litros.
El desarrollo de esta vacuna contribuirá a prolongar la vida de los pacientes, con mayor calidad, al detener la progresión de la enfermedad y sobre todo incidir positivamente en los sistemas de salud que invierten grandes cantidades de recursos en su atención; la meta es que las vacunas se apliquen a las personas más desprotegidas, en las zonas endémicas de la enfermedad. (CINVESTAV)
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