Gestionar significa tomar decisiones. Ya sea para contratar a esa persona, ampliar la gama de producto, cambiar el posicionamiento de los precios, abrir un nuevo canal de distribución, subir el sueldo a los empleados o negociar esa venta.
Según Gabriel Yermo, especialista en estrategia de Negocios en Cerem International Business School, vivimos en una era de acceso a la información sin precedentes. Como consumidores, por ejemplo, ya sea para comprar un vino, encontrar unos zapatos o buscar un restaurante, no necesitamos más que teclear en internet e investigar todo lo que necesitamos saber antes de decidirnos y elegir. Y lo mismo ocurre desde el punto de vista de las decisiones empresariales. Tener tanta información y tan fácilmente disponible ha hecho de nosotros los seres más informados que han existido nunca. Parecería por tanto, que lo razonable y racional sería tomarnos todo el tiempo necesario para analizar y procesar toda la información disponible, incluso esperar a incorporar nuevas informaciones, antes de decidir. Sin embargo, no es así. La mente no es un procesador totalmente racional que digiere información y toma decisiones. También es emocional y es precisamente en el entendimiento de la mente y en este juego e interacción entre la plataforma racional y emocional donde se centra el objeto de las diferentes disciplinas que aborda el neuromanagement.
El neuromanagement se puede aplicar en organizaciones de todo tipo y tamaño: grandes, medianas, pequeñas, con y sin fines de lucro, familiares, no familiares, etc., en todas las áreas que componen una organización.
Veamos algunos ejemplos:
En la alta dirección, se trabaja especialmente para ayudar a los líderes a identificar las bases emocionales-racionales en los procesos de toma de decisiones y se los entrena para que puedan manejarse con serenidad en medio del caos que caracteriza a la gestión moderna.
La meta es preparar el cerebro de quienes tienen a su cargo las actividades de conducción para que puedan operar a una velocidad acorde con la velocidad del cambio y, a su vez, para que promuevan el pensamiento interdependiente, potenciando ampliamente los resultados del trabajo en equipo, minimizando la posibilidad de pérdida del rumbo y la dispersión de esfuerzos típica de las técnicas tradicionales.
El neuromanagement es una herramienta de apoyo a la gestión y un día será seguramente la más potente que jamás haya existido. Por ello, a medida que profundicemos en todas las posibilidades que nos ofrece, deberemos establecer también el marco en el que se debe utilizar. Lejos de estar ante una moda o una curiosidad pasajera asistimos al advenimiento de una disciplina, una nueva era, que cambiará profundamente el futuro de la gestión empresarial. Lo veremos.
Gabriel Yermo
Docente Business Strategy en Cerem International Laboratorio Business School
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