Este año en los mares del Pacífico se registrará un fenómeno del Niño débil, lo cual generará gran número de eventos meteorológicos extremos y debemos estar listos para hacerles frente, advirtió Blanca Jiménez, directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al participar en una reunión interinstitucional realizada en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) a fin de prepararse para la inminente temporada de lluvias y ciclones tropicales, que empezará el 15 de mayo y terminará el 30 de noviembre.
El sitio web de UNAM Global publicó que a fin de establecer las líneas de acción más adecuadas a aplicarse antes, durante y después de una posible emergencia la propuesta es trabajar, de manera coordinada y poniendo de lado cualquier filiación partidista, entre los tres niveles de gobierno, así como establecer una comunicación cada vez más cercana con la población, agregó David León Romero, coordinador nacional de Protección Civil.
Para consolidar dicha estrategia se instituyó el llamado Grupo Interinstitucional de Análisis y Coordinación para Ciclones Tropicales, integrado por las secretarías de Seguridad Pública; la de Comunicaciones y Transportes; Medio Ambiente y Recursos Naturales (a través de Conagua); Defensa Nacional, y de la Marina, así como por la Comisión Federal de Electricidad.
“Estamos trabajando juntos y de manera preventiva ante la próxima temporada de ciclones tropicales y lluvias. Por ello, además de operar en equipo estamos revisando los mecanismos de coordinación, información y comunicación entre instituciones para poder responder a cualquier emergencia antes, durante y después”.
Aunque no se adelantó el número de huracanes que, se calcula, habrá a lo largo del año —la cifra se dará a conocer el 15 de mayo en un encuentro a realizarse el 15 de mayo en Zihuatanejo, Guerrero—, el coordinador detalló que para hacer frente a estas contingencias y aminorar sus impactos se contempla un plan articulado en tres ejes: prevención, preparación y comunicación.
Civiles trabajando a nivel de cancha
A decir de David León Romero, en la coordinación a su cargo trabajan 493 personas, número insuficiente para atender una emergencia a gran escala, por lo que se han fijado la meta de capacitar a 40 mil jóvenes a lo largo y ancho del país, a quienes se les otorgará una beca mensual no sólo para que impulsen labores de prevención entre sus vecinos, sino para que, en caso de presentarse un desastre, sean ellos los primeros en reaccionar y organizar a sus comunidades.
“De momento tenemos a 350 tutores y cada uno se encargará de capacitar a 25 jóvenes. Ello nos permitirá ir conformando un equipo de trabajo que, poco a poco, se irá distribuyendo por todo el territorio nacional, alcance que no tenemos hasta el momento”.
Sin embargo, a fin de ir ganando esa cobertura tan necesaria se han instituido diferentes consejos de Protección Civil, 32 a nivel estatal y 250 en los municipios de más alto riesgo. “Además, estamos promoviendo la instalación de comités y brigadas comunitarias en cada barrio, colonia y ejido, y apoyando en la elaboración de programas especiales frente a esta temporada de lluvias y ciclones. Queremos que la prevención deje de ser un discurso y pase a ser una acción que deje huella entre la gente”.
Por su parte, la doctora Blanca Jiménez subrayó que incluso teniendo los planes mejor diseñados y las estrategias más pensadas, éstas resultan insuficientes si la gente no participa y se involucra, por lo que invitó a la población en general a mantenerse informada sobre cómo impactarían no sólo las lluvias y ciclones en sus comunidades, sino otros fenómenos, a través de fuentes oficiales como el portal del Servicio Meteorológico Nacional o el Atlas Nacional de Riesgos.
“Cuando uno ve un mapa de desastres naturales a nivel mundial constata que nuestro país los tiene todos: inundaciones, sequías, terremotos y demás; por eso necesitamos un personal preparado para atender estas emergencias y estar listos para hacerles frente no sólo de botepronto, sino antes durante y después. Para ello es indispensable crear entre la gente una cultura al respecto para que, llegado el momento, sepa qué hacer, pues aunque los mexicanos están preparados para mucho, aún queda espacio para mejorar”. (UNAM GLOBAL)
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