Los monopolios económicos y el ascenso de AMLO
El ascenso al poder de Andrés Manuel López Obrador obedeció a muchas causas, pero una poca mencionada aunque trascendente son los monopolios/oligopolios existentes en el país. Si en nuestra columna pasada (“Los trabajadores mexicanos están de regreso”, 05/03/19) hablamos del papel que jugó la debilidad sindical en la llega al poder de AMLO, hoy es menester hablar de la otra cara de la moneda: las grandes empresas monopólicas/oligopólicas.
El ascenso de los movimientos populistas en gran parte del mundo está asociado al debilitamiento del movimiento sindical, pero también al surgimiento de grandes monopolios/oligopolios. Existe una amplia literatura que señala que este fenómeno ha contribuido a nocivos efectos económicos como la falta de innovación y mayores niveles de pobreza y desigualdad, pero también a dañinas consecuencias políticas como la cooptación de amplias franjas del Estado por parte de poderosos intereses económicos. Si la desolación de la clase trabajadora representa los guantes de box de los líderes populistas, las grandes corporaciones empresariales representan el saco a golpear, al menos momentáneamente. Como bien lo expresó en una editorial para The New York Times el académico de la Universidad de Columbia y experto en temas de competencia económica, Tim Wu (“Be Afraid of Economic ‘Bigness’. Be Very Afraid”, 10/11/18): “Es una historia que debe sonar incómodamente familiar: una crisis económica produce sufrimiento económico generalizado y alimenta el apetito de un líder extremista y nacionalista. El líder se dirige al poder prometiendo un retorno a la grandeza nacional, la liberación del sufrimiento económico y la derrota de los enemigos extranjeros y nacionales (incluidas las grandes empresas). Sin embargo, en realidad, el líder busca alianzas con grandes empresas y los grandes monopolios, siempre que le obedezcan, porque cada uno tiene algo que el otro quiere: obtiene su lealtad y evitan la responsabilidad democrática”.
Si en México el sector sindical necesita mayor competencia, ha experimentado recientemente reformas positivas en ese sentido y existen intentos del presidente de la República para cooptarlo, algo muy similar ocurre actualmente con el sector empresarial.
La falta de competencia económica en México queda clara cuando las familias mexicanas más pobres pierden 31 de cada 100 pesos de su ingreso producto del sobreprecio en 12 bienes y servicios básicos, como botón de muestra y de acuerdo a un reciente estudio de COFECE. Es por ello que uno de los aciertos del sexenio pasado fue la creación de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE). El organismo autónomo ha tenido un desempeño excepcional bajo la dirección de Alejandra Palacios, y aunque el presidente de la República ha afectado al organismo con reducción presupuestal y salarial, recientemente se aprobó el nombramiento del respetado servidor público Gustavo Rodrigo Pérez Valdespín como comisionado. Vaya, las señales son mixtas.
Sin embargo, la mayor duda se encuentra en la relación del presidente con una parte del sector empresarial agrupada en torno al nuevo Consejo Asesor Empresarial. Lo anterior levanta cejas ante el intento de cercanía de ciertos empresarios que encabezan algunos de los mayores monopolios/oligopolios del país, el nombramiento del reconocido empresario Alfonso Romo como titular de la Oficina de la Presidencia, la gran concentración de poder en el presidente de la República, y las recurrentes promesas de reparto de obra pública sin licitaciones de por medio. La mezcla no huele muy bien.
Los aún existentes monopolios/oligopolios mexicanos forman parte de la historia del ascenso del populismo en el país. La clase política debe de enfocarse en independizar y fortalecer al Estado mexicano, y las cámaras empresariales deben de servir como un contrapeso natural al poder político. Los pactos de conveniencia de corto plazo entre una parte del sector empresarial con el presidente de la República en un contexto de gran concentración de poder político ya los vivimos, y vale recordar cómo nos fue.
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Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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