La realidad virtual en el cine, un espacio compartido entre la ciencia y la cultura
Para hablar de la realidad virtual en el cine, primero es necesario entender qué es la virtualidad y ¿de dónde viene? ¿Por qué escuchamos tanto hablar de esa palabrita?
La palabra Virtualidad se emplea desde la época de Platón cuando la utilizaba para explicar los conocimientos que el alumno no tenía a la mano, pero recordaba o imaginaba para poder entender su entorno, es decir, que por medio del proceso imaginario se permite al hombre entrar en otro proceso que es el de aprendizaje y transformar la realidad y para poder entenderla. Para Josep Duart, la virtualidad es una apariencia de la realidad y está definida como un proceso imaginario en un espacio creativo.
Muchos implementos nos pueden virtualizar, por ejemplo los libros, pues nos permiten imaginar; los sueños porque nos permiten construir imágenes o situaciones; la radio por edificar un mundo diferente en cada cabeza; y por supuesto el CINE, como la gran máquina de sueños.
La realidad virtual es un mundo alterno, “una simulación, generada por computadora donde el usuario tiene la sensación de estar inmerso”, y dependiendo del nivel de inmersión puede interactuar con nuestro mundo cotidiano y los objetos del mismo en un grado u otro.
Hablemos del cinematógrafo, ese invento complejo, que nació de 1895 como un instrumento tecnológico y que gracias a su alcance se volvió una herramienta de la cultura, originando la industria del séptimo arte que hoy en día maneja millones y millones de dólares, en algunos lugares claro está, y miles de pesos en otros, pero que al final de cuentas ha crecido y transformado a muchos entornos.
El cine se desarrolló de la mano de la tecnología, con avances y descubrimientos, como la cámara rápida, la reversa de la imagen, la superposición de los elementos visuales, el uso de la música y tantos otros aspectos que hoy conocemos como el lenguaje cinematográfico, pero dio un salto colosal, en el momento en que una Computadora intervino en la realización y fue ahí cuando el cine comenzó a evolucionar del celuloide a la llamada Era Digital.
Hay muchos momentos que podemos considerar como parteaguas del cine tradicional al digital, sin embargo, en 1995, Roman Gubern acuñó una frase muy interesante: “el cine después del cine”, haciendo alusión a una nueva etapa del séptimo arte, en donde resalta la evolución de los soportes, es decir, la decadencia del celuloide y el desarrollo del cine digital.
Cuando se mezclan la cultura y la tecnología se desarrollan grandes proyectos, que trascienden el universo de lo establecido y la incorporación de las computadoras en el séptimo arte, fue uno de esos momentos en que se mezcló el arte y la ciencia.
Lo cierto es que esta incorporación tecnológica, ha permitido que el cine esté al alcance de más gente que antaño. Hoy en día, los celulares (algunos más que otros), han permitido que los costos de realización de un filme, claro está, digital, se puedan reducir, incluso existen Festivales de Cine, que se enfocan en cortos y largometrajes grabados con celulares.
De acuerdo con un acertado texto de Javier Cortés publicado en la revista Retina, “en la película noventera El último gran héroe, un niño con una entrada de cine mágica atraviesa la gran pantalla para acompañar en sus aventuras a su héroe favorito”. Hoy en día, el cine se ha convertido en el detonador de esa primera llama de realidad virtual.
Así pues, el cine de realidad virtual pareciera estar en pañales, si consideramos que solamente la tecnología le puede imprimir el toque de virtualidad al séptimo arte, sin embargo, como he comentado, quienes verdaderamente nos virtualizamos somos nosotros, el medio es el cine y el mensaje, son las instrucciones de cómo hacerlo.
En filmes como “Matrix” (‘The Matrix’, 1999), dirigida por Lilly y Lana Wachowski, se pierde la sutil separación entre el mundo real y el virtual, aunque mucho tiempo antes, “Tron” de 1982 dirigida por Steven Lisberger, fue una de las primeras cintas en explotar la realidad virtual como un mundo alterno, creado por las computadoras, en donde un ser humano es absorbido por el mundo virtual.
La realidad virtual se encuentra presente hoy en día, en prácticamente todos los largometrajes y en casi todos los cines. Actualmente, casi cualquier cadena cinematográfica tiene en sus espacios de exhibición, al menos una sala de las llamadas 4D, donde uno recibe baños de agua fría cuando en pantalla se navega por un río o recibe viento cuando sopla un huracán y todo ello, con el propósito de vendernos el famoso “boleto mágico” que nos ponga dentro del filme y nos vuelva coprotagónicos de la historia.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita.
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Fragmento de la conferencia del mismo nombre, impartida en el XXVI Encuentro de Ciencia, Arte y Tecnología de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), en Ciudad del Carmen, Campeche.
Autor
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Periodista, escritor y catedrático. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y actualmente maestrante en Comunicación por la UACH.
Titular de columna "Cinematógrafo 04". Imparto Taller de Micrometrajes Documentales, así como el Diplomado en Cine y Cultura Popular Mexicana.
Ganador del premio a la investigación Ana María Agüero Melnyczuk 2016, que otorga la Editorial argentina Limaclara
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