SOS Méditerranée y Médicos Sin Frontera anunciaron a través de un comunicado que se muestran tremendamente impactados por el anuncio de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), que ha declarado haberse visto obligada a revocar el registro del Aquarius debido a la brutal presión económica y política a la que les estaba sometiendo el Gobierno italiano. Este anuncio condena a cientos de hombres, mujeres y niños que buscan desesperadamente un lugar seguro en el que refugiarse, a morir ahogados en el Mediterráneo. Asesta además un duro golpe a la misión humanitaria del Aquarius, el único barco de búsqueda y rescate no gubernamental que sigue tratando de salvar vidas a día de hoy en el Mediterráneo central. Ambas organizaciones exigen a los Gobiernos europeos que permitan al Aquarius seguir adelante con su misión, dejando claro a las autoridades panameñas que las acusaciones hechas por el Gobierno italiano no tienen fundamento, o que inmediatamente emitan una nueva bandera bajo la cual el barco pueda navegar.
El sábado 22 de septiembre, el equipo del Aquarius recibió con sorpresa la noticia de una comunicación oficial de las autoridades panameñas dirigida a Jasmund Shipping, el propietario del barco, en la que se afirmaba que las autoridades italianas habían instado a la AMP a tomar «acciones inmediatas» contra el Aquarius. El escrito de la AMP detallaba que, «desafortunadamente, es necesario que el Aquarius sea excluido de nuestro registro, ya que esto supone un problema político para el Gobierno panameño y para la flota panameña que llega a los puertos europeos». Este comunicado fue emitido a pesar de que el Aquarius cumple con todos los estándares marítimos y con las rigurosas especificaciones técnicas exigidas para poder navegar bajo bandera de Panamá.
SOS Méditerranée y MSF denuncian enérgicamente las maniobras y presiones del Gobierno italiano y afirman que esta acción es solo una prueba más de su determinación para garantizar que miles personas vulnerables sigan muriendo en el mar y para que no haya testigos presentes que cuenten los muertos.
«Los líderes europeos parecen no tener reparos en implementar tácticas cada vez más abusivas y perversas para servir a sus propios intereses políticos, sin que les importe la pérdida de vidas humanas que conlleven estas acciones», afirmó Karline Kleijer, la responsable de emergencias de MSF. «Llevamos dos años escuchando a los líderes europeos decir que las personas no deberían morir en el mar, al tiempo que han seguido adelante con sus políticas inhumanas y de desinformación, lo cual ha servido para agravar aún más la crisis humanitaria en el Mediterráneo central y en Libia”. Esta tragedia tiene que terminar, pero eso solo puede suceder si los Gobiernos de la UE permiten que el Aquarius y otras embarcaciones de búsqueda y rescate continúen brindando asistencia para salvar vidas y sigan dando testimonio de lo que ocurre.
Desde el comienzo del año, al menos 1,250 personas se han ahogado al intentar cruzar el Mediterráneo Central. Aquellos que emprenden esta ruta están tres veces más expuestos a ahogarse que quienes hicieron el mismo viaje en 2015. Y es probable que el número real de muertes sea mucho mayor, ya que no todas las muertes o ahogamientos son presenciados o registrados por las autoridades o agencias de Naciones Unidas, como quedó reflejado en el naufragio de principios de septiembre frente a la costa libia, en el que se estima que se ahogaron al menos 100 personas.
Mientras tanto, la Guardia costera libia, patrocinada por Europa, continúa haciendo un número cada vez mayor de intercepciones, negando a los supervivientes su derecho a desembarcar en un lugar seguro, como exige la Ley Marítima Internacional y la Ley de Refugiados. La realidad es que todas estas personas vulnerables son devueltas a centros de detención libios que se encuentran en unas condiciones deplorables, muchos de ellos afectados por los fuertes enfrentamientos en las zonas de conflicto de la ciudad de Trípoli.
«Cinco años después de la tragedia de Lampedusa, cuando los líderes europeos dijeron ‘nunca más’ e Italia lanzó su primera operación de búsqueda y rescate a gran escala, la gente sigue arriesgando sus vidas para escapar de Libia mientras la tasa de mortalidad en el Mediterráneo central se dispara», explica Sophie Beau, vicepresidenta internacional de SOS Méditerranée. «Europa no puede darse el lujo de renunciar a sus valores fundamentales».
La notificación de la AMP llegó al Aquarius mientras sus equipos estaban inmersos en una operación de búsqueda y rescate en el Mediterráneo Central. Durante los últimos tres días, el Aquarius prestó auxilio a dos embarcaciones en apuros y cuenta ahora con 58 supervivientes a bordo, muchos de los cuales tienen necesidad de atención psicológica debido a las terribles experiencias sufridas tanto en Libia como en el intento de cruzar el mar, y que deben ser desembarcados con urgencia en un lugar seguro, de conformidad con el derecho marítimo internacional. A lo largo de la presente misión de rescate y durante todas las operaciones de rescate previas, el Aquarius ha mantenido una transparencia total, operando siempre bajo las instrucciones de todos los centros de coordinación marítima y siguiendo las convenciones marítimas internacionales.
SOS Méditerranée y MSF exigen a los Gobiernos europeos que se permita al Aquarius continuar con su respuesta humanitaria, asegurando a las autoridades de Panamá que las amenazas hechas por el Gobierno de Italia son infundadas o emitiendo inmediatamente una nueva bandera bajo la cual el barco pueda navegar. (MÉDICOS SIN FRONTERAS)
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