TERESA GURZA
Cuestiones sexuales de las que antes ni hablar se podía, protagonizaron este año la tradicional y ya bicentenaria ceremonia del Te Deum, con el que Chile festeja sus fiestas patrias.
Este rito anual de gratitud, se hace en la Catedral Metropolitana de Santiago cada 18 de septiembre; y participan las máximas autoridades eclesiásticas y civiles.
A éstas las encabeza el Presidente de la República, aunque no sea católico; como los agnósticos socialistas, Salvador Allende, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
La ceremonia data de 1811 cuando el General José Miguel Carrera, héroe de las guerras por la emancipación de Chile, pidió celebrar una Misa de Acción de Gracias por el primer aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno.
Y desde 1971, por petición del Presidente Allende al entonces Arzobispo de Santiago Cardenal Raúl Silva Henríquez, se invita a representantes de otras confesiones; convirtiéndose así, en un Te Deum Ecuménico.
En 1975 para agradecer a las Iglesias Evangélicas pentecostales haber apoyado su golpe contra Allende, Pinochet estableció que el domingo anterior al 18 de septiembre se hiciera otro Te Deum, el Evangélico.
Les cuento todo esto, para que sea más fácil entender el difícil contexto en el que este año, se realizaron las dos ceremonias.
Ya en 2017 durante su Te Deum, los evangélicos habían criticado a la presidenta Bachelet, por haber impulsado la aprobación del aborto en tres causales.
Por lo que el gobierno del presidente Sebastián Piñera condicionó su asistencia, a que no hubiera agresiones por haber auspiciado la Ley de Identidad de Género que acaba de aprobar el Congreso; y establece el derecho de los adultos chilenos, y adolescentes de entre 14 años y 18 años con autorización de sus padres, a cambiar de género de acuerdo a su auto percepción.
Los pastores cumplieron durante la ceremonia, pero antes y después hubo gritos contra Piñera.
Por lo que toca al mundo católico y a su hasta hace poco poderosísima jerarquía, hay en Chile indignación por las revelaciones de abusos sexuales de religiosos contra niños, niñas, adolescentes y adultos, por las complicidades del episcopado con los pederastas y porque ninguno de los curas criminales está en prisión.
Situación que quedó clara, durante la desairada visita del Papa Francisco a Chile en enero pasado y se ha agudizado, al conocerse que el episcopado escondió pruebas y falseó hechos; y que también hay abusos de cientos de sacerdotes contra decenas de miles de víctimas en Irlanda, Estados Unidos, Australia, Alemania y otros países.
Uno de los prelados chilenos más cuestionados, es el cardenal arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati; quien incluso, ha sido llamado por la Fiscalía a declarar como imputado y a quien precisamente, tocaría presidir el Te Deum Ecuménico de este 18.
Ante el rechazo que Ezzati genera, Piñera dudo en asistir si él encabezaba el ritual; advirtiendo que altos prelados de la Iglesia Católica tuvieron conocimiento de los abusos y no actuaron como debieron, ni protegieron a los niños.
El 18 de mayo pasado el Papa pidió la renuncia a todo el episcopado, en una reunión convocada exprofeso en el Vaticano por haberle mentido para encubrir abusos sexuales de sacerdotes, como Fernando Karadima; por lo que, molesto y alarmado, decidió enviar a Chile una comisión investigadora.
Pero a la fecha únicamente ha aceptado la renuncia de los obispos de Osorno, Puerto Montt, Valparaíso y Rancagua; diócesis ésta, donde recientemente se descubrió una red de diez religiosos abusadores, que filmaban las atrocidades que cometían con los niños a su cuidado.
Y para mayor escándalo, la semana pasada el Papa expulsó de la Iglesia Católica por abusos sexuales, al vicario Cristian Precht; emblemático defensor de derechos humanos durante la dictadura.
Así estaban las cosas, cuando Ezzati anunció que no estaría en el Te Deum.
Y este martes 18, la ceremonia pudo realizarse con la presencia de Piñera; pero en un ambiente de investigaciones judiciales y allanamientos a las sedes episcopales, que ocultaron negros expedientes y que involucran hasta al Nuncio Papal Ivo Scalone, por no enviar información a Roma.
Pero, durante el Te Deum no hubo reconocimiento eclesial de los abusos.
La homilía del monje benedictino Benito Rodríguez, se quedó en ambigüedades y alusiones “a los tiempos recios y de purificación”; y el Nuncio se limitó a decir, que lo que acontece “es un motivo más para rezar” y que el Papa pronto informará sus decisiones.
Fue más claro el presidente Piñera, quien al salir de la ceremonia declaró que espera “puedan superarse estos tiempos obscuros, de tantos abusos sexuales contra nuestros niños y jóvenes».
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