UNA COLORADA (VALE MAS QUE 100 DESCOLORIDAS)

LILIA CISNEROS LUJAN 

EN EL LIMBO

Cada cambio de gobierno, además de las promesas que subyugan sobre todo a los poco reflexivos, las burocracias se esmeran en enviar cobros las más de las veces improcedentes por referirse a pagos ya realizados, a saldos liquidados antes de cambios en la titularidad de los propietarios o arrendatarios, a tazas de contribución fuera de norma o simplemente a la voracidad de quienes presumen que ya se van y juzgan poder aumentar algo de su ingreso, robándose paquetes de tortillinas Bimbo o extorsionando a usuarios de agua o luz[1].

En la vorágine del cambio, la ambición y el nulo hábito del ahorro, hacen de los nuevos ricos del sexenio que agoniza, una suerte de depredadores que termina en rupturas familiares, pérdidas por hipotecas, persecuciones bancarias y hasta suicidio; otro grupo, espera con los dedos cruzados tener el número de la suerte por conocer a un amigo del amigo del posible funcionario de la colonia, la delegación -ahora alcaldías- o la secretarias de estado que les ponga en el camino de la riqueza futura. Y la gran mayoría permanecerá en ese limbo de las reclamaciones no resueltas, los procedimientos caducados, prescritos y en general los jamás atendidos por una burocracia, siempre frustrada y enojada con la gente.

Ejemplos sobran solo en la ciudad de México, el tan anunciado programa de bacheo que supuso un programa específico –que tuvo un costo- para denunciar en donde estaban los “pequeños” socavones, no reportó avance alguno. Hay casos como los agujeros de Fernández Leal, de los cuales solo se niveló el que estaba frente a los condominios donde “adquirió” una casa el hoy fallecido delegado Bortolini, pero los restantes siguen ahí, a unos cuantos metros. Y que decir del mantenimiento arbóreo, las denuncias podrían agotar un relleno sanitario y solo se habla del tema, cuando uno de estos árboles cae encima de autos o construcciones y nada se hace ni para podar ni para erradicar los que por estar infectados han contaminado a un buen porcentaje de ellos.

¿Conocen los futuros funcionarios las raíces arrancadas de árboles en Av. Universidad frente a lo que fue el reclusorio de niñas infractoras, o en Av. Progreso? ¿Se ha medido el peligro que implica el hecho de que estén “botados” como si fueran basura? Nadie nos da un informe de las miniempresas millonarias de basureros que han proliferado en toda la ciudad ¿Cuántos son? ¿Quienes son los dueños o concesionarios? ¿A cuanto ascienden sus ingresos? ¿En que beneficia a la ciudadanía que la basura se recoja en esquinas, a las afueras de mercados o en las orillas de parques?

Ahora que la política habrán de ejercerla futbolistas, actores de medio pelo y en general improvisados cuya ambición de poder se nota y se siente, la gente pensante evita expresarse en reuniones de más de tres personas. El temor a ser señalado no puede ocultarse, los cinturones de los prudentes se han apretado al máximo posible, los enfermos se acercan a la homeopatía, la herbolaria y todas aquellas expresiones que no le hipotequen el resto de sus días. Muchos abuelos saben que aun les falta trecho para morir; pero agrandan su mísera pensión –si es que la tienen– empacando bolsas en los supermercados o vendiendo carpetitas tejidas.

En 20 años, la invasión a la vía pública –por vendedores, cuidadores de coches, camiones de todo tipo que son guardados, lavados y estacionadas en paraderos improvisados– no tiene parangón. Si la autoridad quiere aplicar la ley, los beneficiarios de estas condiciones ilícitas, golpean, insultan, lesionan y hasta matan a los uniformados; a los hijos de estos “ciudadanos” nada ejemplares, se le “obsequiaron” tabletas y computadoras en el mes de junio; a los jefes de familia tinacos y materiales de construcción desde bultos de cemento, arena, hasta pintura amarilla o morena. ¿Cómo piensan revertir esta perversión democrática?

La queja más popular fue la inconformidad en contra de la corrupción; en una semana la ciudadanía debe votar por la aplicación del presupuesto participativo. ¿Ya se percató respetable lector, que el cambio de luminarias, el bacheo de algunas calles específicas, la señalización de colonias donde viven funcionarios que están concluyendo su gestión vuelve a aparecer en los listados de votación, por tercera y hasta cuarta vez? ¿Qué recibieron de beneficios comités ciudadanos a modo que se someten a la voluntad de delegados y en el futuro alcaldes? ¿A don de se fueron los presupuestos asignados para estas responsabilidades: bachear, podar, cambiar luminarias, barrer, etc?

Mañana martes, México celebrará a los abuelos. Algunos tienen el beneficio de una tarjeta alimentaria, otros pocos reciben menos de 50 dólares mensuales de pensión y aun con las fiestas, la fatalidad de una vejez decrépita suple a una vida caduca que deja de lado las ganancias de farmacéuticas e incrementa la de funerarias. ¿Cometerán el mismo error que en Argentina, Francia o Nicaragua en el tema de reducir el monto de las pensiones? ¿Cómo podrían los hijos y los nietos darles a los abuelos un regalo de felicidad a quienes fueron el origen de sus propias vidas? ¿Se incluirá un sistema de indulgencias similar al de la edad media para que la clase media pueda salir del limbo de privaciones a las que le ha condenado el capitalismo extremo? ¿Qué porcentaje de esa clase media podría sufragar las modernas indulgencias? ¿Habrá cuotas especiales de indulgencias para las izquierdas y otras para las derechas?

[1] En la lamentable y mediocre historia de la CFE, sorprende que un mes después de haberme cortado el suministro de una de las alas de mi propiedad, me llegue de nuevo un recibo de cobro y amenaza de corte ¿Qué van a cortar si ya cortaron?

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El Heraldo de Saltillo
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