Hombre que guarda entre sus dedos historias escritas con momentos y tinta. Profesional que, de haber sido posible, hubiera nacido en un espacio escénico. Reconocedor de los recintos teatrales como sinónimo de su hogar. Director de mirada fija y talento nato. Su nombre es Medardo Treviño González, un mexicano que nació para el teatro.
SUS INICIOS
«Tuve una abuela y un abuelo que contaban historias maravillosas sobre la región. Todo mi entorno era gente que no sabía leer. Después crezco y ellos me dicen que me iba a dar un regalo maravilloso que era el libro, una especie de biblia para ellos, en el cual se basaba mi bisabuelo para contarle las historias a ellos. Me doy cuenta que todos los personajes nacían del libro Las Mil y Una Noches. Hicieron una adaptación de todos sus cuentos a mi región. A raíz de eso empezó todo», compartió Medardo Treviño González, en entrevista con El Heraldo.
En su infancia, entendió el momento justo en que el teatro lo había llamado a sus filas. Abandonó los juegos de rayuela, la paciencia del balero y a los barcos de papel deslizándose por el agua, para fundirse con su más grande pasión.
«Un día, yo estaba en quinto de primaria, en la revista Alarma vi una nota que decía ‘¿quieres ser actor de cine?’, y en ese momento yo le dije a mi abuela ‘yo me quiero inscribir’. Cobraban 15 pesos la lección por correspondencia. Esperaba todos los viernes, a las 5:00 de la tarde, que llegara el tren de pasajeros para que me llevaran mis clases por correspondencia», recordó.
Monterrey, la ciudad resguardada por el Cerro de la Silla, sería su primera casa profesional. Fue ahí donde terminó por convencerse de que el género dramático, su representación y dirección, era para lo que había venido al mundo.
«Llego a Monterrey a estudiar medicina, y tuve la suerte de que mi maestra de Química era una de las directoras más importantes del país en teatro. A raíz de eso yo conozco y estudié la palabra teatro. Llego a Monterrey y a la maestra le dio mucha ternura mi ingenuidad de rancho. Se hizo mi amiga, mi protectora. Era Lola Bravo (María Dolores Bravo Canales). Ella me llevó a tomar clases con Luis Martín», precisó.
RULFO: SU MAESTRO
La fundadora de varios grupos y compañías teatrales en Ciudad de México y varios estados de la República, le daría a Treviño un regalo que un regalo para atesorar y que lo acompaña hasta la fecha: la posibilidad de aprender de grandes exponentes en la historia del teatro y la literatura en el país.
«Yo veía a unos viejitos conviviendo alrededor de ella, pero eran Carballido, Hugo Argüelles y Vicente Leñero, entonces toda esa generación que al principio eran como los tíos de Lola, al final se convirtieron en mis maestros. Entro a estudiar con ella guión cinematográfico con ella y teatro con Luis Martín», señaló.
Empezando con el pie derecho, el tamaulipeco arrancó su faceta como director con la adaptación de Pedro Páramo de Juan Rulfo, a los 16 años. Contando nada más y nada menos con el permiso personal y apadrinamiento del autor jalisciense, quien se convertiría en su más grande influencia.
«Rulfo fue mi padrino, me ayudo bastante, me consiguió los espacios. Es de esas veces que estás en los sitios que debías estar. Ahora, ya de viejo, me pregunto ¿por qué no aproveché más esa relación con el maestro? ¿por qué no aprendí más cosas que le pude haber aprendido? Por supuesto que el fantasma de Rulfo está siempre en mi teatro», declaró.
DIRECCIÓN NACIONAL
Con poco más de 40 años de trayectoria en el mundo que alguna vez Federico García Lorca definiría como «poesía que se sale del libro para hacerse humana», González ha dirigido a un sinfín de renombrados actores de talla nacional como Alberto Estrella, Cecilia Toussaint, Mónica Gómez, Isaura Espinoza, Angélica Aragón, Víctor Carpinteiro, Beatriz Moreno y Vanesa Bachue, por mencionar algunos de su larga lista.
«He tenido la fortuna de tener los mejores maestros. Yo disfruto mucho dirigir, todo el proceso de dirección. Incluso me quedaría con la primera función que representa conjuntar todos los elementos, cómo llegar al alma misma de los actores, cómo esa comunicación que se establece entre actor y director que es maravillosa. Disfruto mucho», señaló.
Sus números como profesional de la disciplina reflejan su compromiso con la expresión artística que tiene como primer recurso al cuerpo humano. 39 puestas en escena como actor, 42 montajes como director y escritor de 40 obras de teatro, algunas de ellas incluidas en sus 14 libros publicados, son parte de su trayectoria.
«El teatro para mi tiene una importancia fundamental en mi existencia. Yo soy un hombre de teatro, siempre fui y siempre seré un hombre de teatro. Mi familia se ha adaptado a mis tiempos, yo me he adaptado a los tiempos de mi familia. Tengo una familia que siempre ha estado conmigo. Tengo tres hijos increíbles, tengo dos nietos maravillosos que siempre han estado conmigo», precisó.
Aruba, Francia, Eslovaquia, Croacia, India, España y Estados Unidos, son algunos de los países que ha visitado como representante del quehacer teatral mexicano.
«Soy un hombre de teatro, que vive para el teatro, que respira por el teatro, que existe para el teatro.
Primordialmente eres un hombre que puede ser artista, padre y que puede tener una familia. Yo creo mucho en la familia, en la unión», incluyó.
MULTIPREMIADO
Dueño de importantes premios como el premio ACE, otorgado por la Asociación Latina de Críticos de Teatro de Nueva York, y el premio Yohualli, expedido por una Asociación de Periodistas en la Ciudad de México; pero además ha recibido premios de la Casa Blanca, de la Unesco y de Gobiernos de varios Estados del país.
La Danza Circular de María, Yugular, Las Veredas de Dante, Un Viaje a la Esperanza, son algunas de sus obras, tanto como director y actor, que actualmente se encuentran en cartelera en escenarios de México.
«Muchas gracias por todo lo que me haz dado. Gracias por haberme hecho vivir. Gracias por haberme dado hasta el aire que estoy respirando. Gracias por las lágrimas, gracias por las sonrisas. Por todo. Esto le diría al teatro», finalizó.
Una de las distinciones de las que goza, como actor, en fechas recientes, fue su participación en el cortometraje Los Tiempos de Héctor, del director Ariel Guitérrez, que se presentó junto con otros 17 filmes elegidos de entre 426 trabajos, en la pasada 71 edición del Festival Internacional de cine de Cannes.
Actualmente Medardo Treviño colabora con el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, bajo la dirección de Iván Márquez. (OMAR SOTO)
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