Ciudad de México.- Salvar a la vaquita marina no se trata sólo de preservar una especie sino de cambiar un modelo pesquero insostenible y de modificar la forma en que entendemos nuestra relación con la naturaleza.
“Creo que todavía tenemos tiempo de corregir eso, a partir de que entre la nueva administración, es necesario que podamos ver que la vaquita no es sólo la especie en sí misma, creo que la vaquita en general representa todo lo que hemos hecho mal en materia medio ambiental”, afirmó el coordinador de Campaña de Océanos de Greenpeace México, Miguel Rivas Soto.
El periódico Excélsior publicó en su sitio web que la vaquita marina es un pequeño cetáceo de la familia de las marsopas que sólo existe en México en un hábitat muy reducido en el Alto Golfo de California o Mar de Cortés, y que muere en las redes ilegales colocadas para atrapar al Totoaba, un pez cuya vejiga natatoria tiene un alto valor en el mercado negro de china, donde se le atribuyen propiedades medicinales.
“En el último tiempo hemos pasado de tener una población cercana a los 500 individuos, de pronto ésta cayó a menos de 100 en el sexenio de Peña Nieto, para finalmente ahora que ya es su salida, pues hay menos de 30 ejemplares, de acuerdo a lo que reporta el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita”, aseveró el coordinador de Campaña de Océanos de Greenpeace México.
Para Miguel Rivas, biólogo de profesión, fracaso es la palabra que se debe utilizar para referirse al resultado de la estrategia implementada por la Secretaría de Medio Ambiente para proteger a la vaquita marina, que costó más de dos mil millones de pesos.
Y en la que se buscó incluso conservar a los ejemplares en semicautiverio, lo que provocó la muerte de una hembra adulta.
“Lo que hay aquí es un problema de crimen organizado que el gobierno no ha sido capaz de combatir, el mismo secretario Pacchiano decía que el enemigo es muy complejo, pero también esperamos que el gobierno tenga justamente las atribuciones y los recursos para combatir este tipo de complejidades que él menciona”, demandó Miguel Rivas Soto.
Actualmente, la pesca furtiva del totoaba está imparable.
La vaquita marina sigue muriendo y las comunidades pesqueras de San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora, no cuentan con artes de pesca alternativas y sustentables.
“Esto parecía más un ganemos tiempo, mientras vemos cómo se va dando la dinámica para que sea un problema que herede otro, más que de verdad una solución concreta hacia la preocupación de la vaquita marina y sobre todo los habitantes del Alto Golfo”, consideró el coordinador de Campaña de Océanos de Greenpeace México.
La situación actual dio origen a un embargo pesquero contra México ordenado por un juez al gobierno de Estados Unidos.
Especies capturadas con redes que no podrán exportarse, con las implicaciones económicas que esto tendrá para los pescadores locales.
“Es un embargo comercial pesquero para las especies de camarón, curvina, chano y sierra capturadas en el hábitat de la vaquita marina”, señaló el representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, Alejandro Olivera Bonilla. (EXCÉLSIOR)
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