TERESA GURZA
Me gustaría que los presidentes de los países agraviados por Trump, se unieran para declararle la ley del hielo; y que la presión internacional le hiciera cambiar su conducta racista, como sucedió en el caso de los niños enjaulados; porque no hay loco, que coma lumbre.
Y me encantaría que los cuatro candidatos, se fueran a sus casas; y quedáramos libres para elegir a una persona inteligente, audaz, patriota, honrada y letrada, como Presidente de México.
Pero como este segundo deseo es aún más imposible que el primero, a unos días de las elecciones reitero que no me parece López Obrador el adecuado.
Entre otras muchísimas cosas, porque pretende revivir a un PRI más autoritario y antidemocrático; y por la serie de personajes a los que ha recibido y encumbrado que ya dan terror, aún sin que se haya aparecido el diablo con el que nos amenaza la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky.
Se equivocan quienes piensan que AMLO es opción de izquierda; tendencia que él mismo, ha rechazado.
Y si quedara alguna duda, se disolvería tras su alianza con el Partido Encuentro Social; cuyo fundador y máximo dirigente Eric Flores, ha anunciado que se aliaron para ganar influencia y espacios políticos, para los “valores de la derecha”.
No entiendo por ello, que cientos de compañeros se hayan montado en López, arrastrando a otros.
A estas alturas es triste comprobar, que los políticos mexicanos no han sabido o querido educar políticamente a la gente que los sigue.
Y AMLO es ejemplo de lo anterior; porque lejos de educarlos, los ha enardecido.
Recuerdo cuando siendo presidente del PRD, visitó Morelia y le dio en la torre a la organización partidista y a la posibilidad de que entonces ganara la gubernatura.
Junto a otros expriístas al grito de aquí nadie se raja, enconó a maestros de la CNTE y a indígenas de la Cañada de los Once Pueblos; quienes crecidos con el apoyo, echaron papeles ardiendo a una sesión del consejo estatal electoral, secuestraron y raparon funcionarios y colocaron en el centro de una turba a una periodista de radio, porque no les gustaba lo que trasmitía; y pese a ser cincuentona, la obligaron a bailar en medio de una ruedita de violentos con tufo a alcohol, que gritaban para que se moviera más y se quitara ropa..
No nos auguran nada bueno, las rijosidades que ha generado y las aberraciones que propone para México.
Ni él ni su equipo, como bien dijo Roger Bartra a El País este 25 de junio, tienen el calibre intelectual necesario para el cargo; AMLO, precisó Bartra, “navega por el espacio, con las luces apagadas”.
Y sus más cercanos colaboradores, fueron prominentes representantes de la mafia en el poder, a la que hoy condenan; y solo buscan obtener o conservar cargos y privilegios.
Otros, llegaron en pos de mejores huesos tras ser arrinconados por sus partidos.
Y millones, justamente indignados por carencias y corrupciones, lo apoyan porque les dice lo que quieren oír; y también, porque anhelan venganza que cobrarán en las urnas.
Como esas mujeres agobiadas, que veo pasar en una esquina de Oaxtepec que con los brazos tensos por ir cargando bebés o bolsas, caminan apuradas por calles llenas de baches, para recoger a sus niños en una escuela ubicada casi encima de un manantial maloliente.
Una indígena cuyos pies mugrosos y encallecidos, escapan de sus rotas chanclas de plástico, intenta venderles chicles o que le den limosna.
Pero no tienen tiempo ni humor para oírla y regañando a los hijos que, por no alcanzar brazos o manos se prenden de sus blusas, los empujan bajo paraguas amarillos del PRD o blancos de Meade, para protegerlos del chipichipi.
Sus hombres trabajan en Chicago, Texas o Nueva York o se emplean por bajos salarios en los fraccionamientos cercanos; y para acabalar, ellas venden sopes, quesadillas o productos en abonos.
“Voy con Morena pá que se les quite al Peña y a su PRI, todo lo que nos han hecho” dice una de ellas con rabia; las demás asienten y agregan «y porque nos dará, dos mil pesos a todos”.
Transitan también, hombres con camisetas del Tri que vende, junto con banderas patrias colgadas de la cajuela de un vehículo semidestertalado, un muchacho que viene huyendo de Guerrero por la violencia.
Y desde una diminuta caseta en la que solo caben él, la máquina de Pronósticos y los billetes de lotería que cada vez vende menos, porque los taxistas dieron mordida en la ayudantía que depende de Yautepec y se le estacionan enfrente, don Alfonso mira impávido.
Ha pasado meses, indignado; pero ahora me dice que está feliz, porque pronto su suerte va a cambiar.
¿Cómo así? le pregunto, ¿Se sacó el Melate?
«No, -responde- ando contento porque mi candidato va a salir y prometió ayudas… soy americanista de toda la vida y si Cuauh está con Obrador, yo lo sigo…”
Así se dan por acá, algunas preferencias electorales.
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