La selección uruguaya de fútbol salvó otro triunfo mínimo en la presente edición del Mundial y garantizó su pase a los octavos de final al ganar por 1-0 a Arabia Saudí gracias a un gol de Luis Suárez, quien celebró a lo grande sus 100 partidos con el combinado celeste.
Fue un encuentro anodino pero rentable para Uruguay, al que le bastó un tanto a los 23 minutos del delantero del Barcelona, su primero en este Mundial, para lograr un triunfo que le mantiene igualado con Rusia en la cima del Grupo A, ambos con seis puntos. En la jornada final dirimirán el liderato. Por contra, Arabia Saudí quedó prematuramente eliminada.
No hay duda de la rentabilidad de la propuesta uruguaya: dos partidos, dos goles, seis puntos. Si ante Egipto tuvo que arriesgar al tener el marcador igualado hasta prácticamente el final, en Rostov del Don supo especular con la pequeña renta que logró en la primera parte gracias al olfato de Suárez, quien se convirtió en el primer futobolista uruguayo en marcar en tres Mundiales diferentes.
Esta vez no tuvo que vivir la agonía experimentada en la jornada inicial, cuando tuvo que esperar al descuento para lograr el gol del triunfo, obra de José María Giménez. Ante Arabia Saudí, el tanto llegó bastante más pronto.
Ocurrió a los 23 minutos y se originó en el común de los denominadores durante este Mundial: a balón parado, y concretamente en un saque de esquina. Arabia Saudí defendió mal y en la inmensidad de la soledad apareció Suárez para marcar desde cerca tras el error de Mohammed Al Owais.
Lo cierto es que hasta entonces, y prácticamente durante toda la primera parte, Arabia Saudí fue la que más propuso. No se resignó a su papel de teórica víctima, y más después de la concluyente derrota 5-0 sufrida ante Rusia en el primer encuentro. Manejó la pelota con criterio y mostró lagunas en la defensa uruguaya. Lo que repitió fue su impericia ante el gol.
El conjunto de Óscar Tabárez prefirió bajar las revoluciones al duelo antes que intentar sentenciar. No arriesgó lo más mínimo y además le benefició la lesión de Taiseer Al Jassim, uno de los mejores jugadores de Arabia Saudí, al final de la primera parte, a la que se llegó con mínimo triunfo celeste.
La segunda mitad fue muy similar a la anterior. Tabárez quiso mimimizar la aparición siquiera del riesgo y los laterales casi nunca abandonaron su parcela defensiva. El resto lo puso Diego Godín, tan seguro como siempre en el eje de la zaga.
Arabia Saudí continuó con su ejercicio de voluntad, pero sus ataques morían casi siempre a medida que más se acercaba al área. Sólo el ajustado marcador mantenía una relativa emoción, aunque el conjunto de Juan Antonio Pizzi fue acusando notoriamente el paso de los minutos y la aparición de la fatiga.
Uruguay encontró más espacios en el tramo final de la segunda parte para ejercer el arte del contraataque, casi siempre con Edinson Cavanni como punta de lanza, aunque nunca llegó al área saudí con más de dos o tres jugadores. La consigna era no descuidar la defensa y proteger el valioso gol de Suárez.
A cinco minutos del final, Cavani tuvo la oportunidad de sentenciar en un mano a mano que, esta vez sí, resolvió Al Owais. Al final fue una acción intrascendente, pues Uruguay no sufrió para retener el triunfo y tres puntos valiosos, lo único que pareció interesarle de su viaje a Rostov mientras Rusia despedía a Arabia Saudí. (dpa)
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