EMPRENDEDORES RURALES

 

ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES

Las cifras del campo mexicano son alentadoras. Por primera vez en décadas, la balanza comercial agroalimentaria ha dejado de ser deficitaria. Ocurre en esta administración. Ahora nuestras exportaciones en la materia superan, y por mucho, a las importaciones, brecha que se amplía con el tiempo. El superávit del año pasado creció 55% con respecto a 2016, y hoy los datos más recientes indican una tendencia similar para 2018.
El sector agroalimentario superó ya a las exportaciones petroleras, y a los ingresos derivados de remesas y del turismo. Únicamente es superior el valor exportador de las industrias manufacturera y automotriz.

Pero, ¿qué significa esto? Que las políticas públicas aplicadas han funcionado. Ahora tenemos un campo con mayor justicia social, con menos asistencialismo y más proyectos productivos, de ésos que sí combaten realmente la pobreza. Hay menos dádivas y más crédito, de ése que compromete y estimula a nuestros productores a sacar lo mejor de cada uno de ellos.
Ahora contamos con un sector rural mejor tecnificado y más capitalizado, que invierte en proyectos de largo plazo y genera productos con mayor valor agregado y de gran calidad, en respuesta a las necesidades de los mercados internacionales.

México es un país con seguridad alimentaria. Cierto, importamos alimentos como todas las economías lo hacen, sobre todo aquéllos que adolecen de ventajas comparativas. Pero con los dólares recibidos por las exportaciones pagamos por ello, y nos sobra.
Estos logros son resultado de un trabajo de equipo. Los esfuerzos de la Sagarpa se fortalecen con áreas como la Senasica, responsable de proteger al campo de plagas y enfermedades y de cuidar nuestra reputación fitosanitaria internacional; o Aserca, que custodia a nuestros productores ante los cambios en los precios internacionales; o  Agroasemex, encargada de asegurar los proyectos.

El financiamiento de esta actividad no recae únicamente en la banca de desarrollo. FIRA y FND juegan, ciertamente, un rol importante, pero también lo hace la banca comercial, cuya participación crece conforme el sector se profesionaliza y formaliza. A su vez, la Secretaría de Economía sigue abriendo mercados y concluyendo negociaciones favorables para México.

Pero los principales responsables del éxito de estas políticas son sus destinatarios: los campesinos, los ejidatarios, los productores rurales, y todos aquellos emprendedores del campo que con su esfuerzo, tenacidad y capacidad transforman y le dan valor al campo mexicano.

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El Heraldo de Saltillo
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