TERESA GURZA
El Papa Francisco enviará a Chile al encargado del Vaticano en investigar crímenes sexuales cometidos por sacerdotes, para definir la situación del arzobispo de Osorno, Juan Barros, acusado por víctimas del cura Fernando Karadima de complicidad con el más emblemático caso chileno de cura abusador.
Continuando la polémica por la presencia de Barros en todas las actividades papales en el viaje a Chile, la revista The Clínic publica la carta que el sacerdote Peter Kliegel, con más de 52 años de ejercicio pastoral en Osorno, dirigió a la Conferencia Episcopal chilena acusándola de incongruente y tapadera.
Advierte que la discrepancia entre las palabras y las actitudes de la jerarquía católica, “llegó al límite de lo permisible y aceptable” y que se decidió a hablar porque se le apagó la esperanza de que las víctimas fueran escuchadas y demanda a los obispos, «atenderlas para sentir y descubrir la razón de su dolor».
Acusa a la Nunciatura y el Vaticano, de nunca haber dado respuesta a las muchas peticiones de justicia; para las que hubo “apenas un “acuso recibo”; y reconoce que los abusos sexuales han golpeado fuertemente a la comunidad, provocando un descrédito enorme y el abandono de muchos fieles.
Concluyendo que el dolor y la vergüenza que dijo sentir el del Papa, “por el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”, es semejante al que él personalmente sintió ante la actitud del obispo Barros, quién en tres años y varias oportunidades no ha sido capaz de enfrentar a Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, que le había pedido dialogar en Osorno delante de sacerdotes y diáconos. «cada una de esas veces, “nuestro obispo desapareció…”.
Expresa finalmente, que le es, “incomprensible e inaceptable el apoyo del Santo Padre a un pastor que actúa de esta manera, subestimando la gravedad de las acusaciones contra Barros, quien durante 30 años, fue secretario del sacerdote Karadima, “que dañó a nuestra iglesia chilena escandalosamente” y cuyo trabajo fue elogiado públicamente y en varias ocasiones por Barros, como “edificante”.
Y siguiendo el tema, el diario El Mercurio anunció este martes 30 que el Papa enviará a Chile al Arzobispo de Malta Charles J. Scicluna, experto en casos de abusos al interior de la Iglesia Católica; y que por encargo del Papa Benedicto XVI, encabezó la investigación sobre el pedófilo mexicano fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.
En 2015, ya con Francisco en el papado, Scicluna, fue designado líder del equipo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se encarga de las denuncias contra religiosos acusados de abuso.
En Chile trabajarán junto a este arzobispo nacido en Canadá, un jefe de oficina, siete eclesiásticos y un penalista laico; equipo que ha analizado más de tres mil acusaciones contra sacerdotes diocesanos y religiosos, por delitos cometidos en los últimos 50 años.
Los datos indican que en el 60 por ciento de los casos se trató de actos de ‘efebofilia’, o atracción sexual de curas por adolescentes del mismo sexo; 30 por ciento de haber sostenido relaciones heterosexuales y en el 10 por ciento restante, de abusos contra niños.
De acuerdo con lo publicado por El Mercurio, el 20 por ciento de los casos derivó en procesos penales o administrativos; y en el 60 por ciento, no se llegó a proceso por la avanzada edad de los acusados, que recibieron castigos de no celebrar misa en público, no confesar, y llevar una vida retirada y de oración.
Por su lado la Compañía de Jesús en Chile, informó que ha formado un grupo que analizará las acusaciones que exalumnos del Colegio San Ignacio de Santiago, han hecho en contra de miembros de esa orden religiosa por “comportamientos impropios”.
El mismo diario publicó cifras del último Anuario Estadístico de la Iglesia, que muestra “un progresivo descenso en el interés de los chilenos en los sacramentos católicos”, siendo los matrimonios y las primeras comuniones los que han tenido en Chile la mayor caída en los últimos 14 años.
En 2001 había 11 punto cuatro bautismos por cada mil católicos; cifra que en 2015 bajó a siete; los matrimonio, bajaron 48 por ciento, las primeras comuniones 44 y medio y las confirmaciones, casi el 40..
Situación que la abogada canonista Valeria López, atribuyó a tres factores: una población envejecida, pérdida de interés de los padres por transmitir la fe católica a sus hijos, y una crisis generalizada de las instituciones.
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