Llenan saltillenses los panteones de vida, honran a sus seres queridos en Día de Muertos 

Visitan a sus difuntos en esta tradicional celebración 

Es domingo 2 de noviembre y el umbral entre vivos y muertos se difumina. Los panteones se visten de vida y las tumbas se llenan de flores, los saltillenses refrendan su amor por sus seres queridos que no están más físicamente pero que continúan vivos en sus recuerdos.

Es así que panteones de la ciudad, como el de San Esteban y Santiago, reciben a hijos, padres, nietos y demás familiares que, como cada año, honran la memoria de los suyos en este Día de Muertos, una tradición mexicana.

«Visitamos a mi mamá y a mis abuelos, hace cuatro que falleció mi mamá y también mis abuelos paternos el mismo año. No los olvidamos, ellos parten, pero siguen en nuestro corazón, no fallamos ni el Día de la Madre, ni en Día de Muertos. Recordamos todo de nuestra madre, nunca se olvida una mamá», compartió con El Heraldo de Saltillo, la señora Carmen Camacho.

«Estamos visitando a mi mamá, a mi papá y a mi hermano. Mi papá partió ya hace nueve años, mi madre tiene cinco que se fue; no olvidarlos es importante, que sus tumbas estén siempre con sus flores, se les extraña, siempre se les va a extrañar. Nos hubieran durado muchos años, es triste la vida, ellos perdieron un hijo en una situación difícil y ya no le echaron ganas», recuerda Petra Ayala.

Entonces la muerte pierde su tono lúgubre y se pinta de color de cempasúchil, la flor que, de acuerdo a la cosmovisión mexicana, florece para crear un puente por el que las almas de los difuntos pueden volver a este plano terrenal, al menos por un día, para reencontrarse con quienes amaron en vida.

«Visitamos a mis papás, Francisco y Petra, ya tienen más de 15 años que fallecieron; venimos porque ellos me enseñaron a recordarlos, que esta es realmente nuestra casa, la última que vamos a tener y es la que debemos siempre conservar, honrar su recuerdo por todo lo que hicieron por nosotros en vida», comentó Ana María Vargas Méndez.

«Mi hijo, el primero, tiene 26 años de que falleció y mi mamá y mi otro hijo tienen 13 años. Es muy duro porque cuando yo perdí a mi primer hijo duró un año enfermo, mi segundo hijo tuvo un accidente; fallece mi hijo el 30 de octubre y fallece mi mamá el 11 de diciembre, se fueron juntos. Hay que ser fuertes y seguir adelante porque hay más hijos, me quedaron tres, pero para una madre es duro perder a sus hijos», platicó Francisca Ortiz Ramírez, quien visitó a su madre e hijos en el Panteón de Santiago. (OMAR SOTO)