Altares de muertos: sanación emocional y herramientas terapéuticas para afrontar el duelo

La psicóloga clínica Alejandra de la O recomienda su instalación como alternativa para lidiar con decesos recientes de seres queridos

Desde la perspectiva psicológica, la instalación de altares de muertos en honor a seres queridos que han partido recientemente puede funcionar como un mecanismo de sanación emocional y una herramienta terapéutica para afrontar el duelo, al permitir que las personas conecten con sus recuerdos y resignifiquen la pérdida, señaló la psicóloga clínica Alejandra de la O Galicia.

La profesionista en salud mental explicó que esta tradición mexicana, más allá de su aspecto cultural y simbólico, tiene un profundo valor emocional, pues brinda a las familias la oportunidad de honrar la memoria de quienes fallecieron, expresar sus sentimientos y canalizar el dolor de una manera positiva.

«Como se maneja en México, tiene qué ver mucho con una cuestión de homenajear y recordar las cosas positivas que nuestros seres queridos hicieron o tuvieron en nuestras vidas; sí puede representar un gran apoyo el compartir el amor que tenemos hacia esas personas que ya no están con nosotros, homenajearlas. Pudiéramos verlo como algo positivo para estar nuevamente conectados con este ser querido que falleció», compartió con El Heraldo de Saltillo.

«Es centrarme en las cosas buenas y todas esas cosas que esos seres queridos nos dejaron, todas esas cuestiones positivas, honrarlas de alguna manera, honrar la memoria, honrar que hayan estado en nuestras vidas», abundó.

TRADICIÓN Y MEMORIA

De la O Galicia recomendó a las familias unirse a esta tradición propia del Día de Muertos como una forma de enfrentar la ausencia física de quienes ya no están, pero que siguen presentes en la memoria y en el afecto. Además, subrayó que estos rituales colectivos fortalecen los lazos familiares y contribuyen a mantener viva la conexión emocional con los seres queridos.

De esta manera, señaló la entrevistada, el Día de Muertos no sólo representa una festividad de gran valor cultural, sino también una oportunidad de acompañar el duelo con significado, esperanza y unión familiar.

«Al final de las pérdidas no nos recuperamos por completo pero sí aprendemos a manejar esta nueva realidad en la que ya no están nuestros seres queridos», concluyó.