Maricela Quiroga: Pinceladas que curan el alma

Combinando arte y terapia, enseña a sus alumnos que cada trazo puede convertirse en una herramienta de calma, autoestima y autoconocimiento

En un mundo que se mueve a ritmo acelerado, donde los estímulos abundan y el estrés forma parte de la vida diaria, encontrar espacios de calma, introspección y expresión se vuelve cada vez más necesario.

Al norte de Saltillo, entre pinceles, lienzos y acuarelas que se funden sobre el papel, los alumnos de una academia aprenden mucho más que a pintar: aprenden a respirar, a soltar y a encontrar en el color una voz que no sabían que tenían.
Detrás de este espacio está Maricela Quiroga, maestra y artista, quien con paciencia y pasión guía a niños, jóvenes y adultos a descubrir la magia del arte como herramienta de bienestar emocional.

Con más de 25 años de experiencia, Maricela ha creado mucho más que una escuela de arte: un refugio donde el error se convierte en oportunidad, donde el enojo se diluye entre trazos y donde la gratitud toma forma en un cuadro lleno de significado.
Aquí, cada ejercicio va más allá de la técnica; es una lección sobre la vida: aprender a esperar, a tolerar, a confiar en el proceso y, sobre todo, a disfrutar el camino creativo.

“Cuando trabajas en arte, tu imaginación y creatividad están en práctica constante; eso estimula el pensamiento crítico, la observación y la concentración, habilidades vitales no solo para pintar, sino para vivir”, explica Maricela.

El arte como terapia: emociones que se transforman en color

Actualmente, Maricela complementa su formación artística con estudios en arteterapia, lo que le ha permitido comprender aún más el impacto emocional de la pintura.
Descubrió que muchos de los ejercicios que ya aplicaba en clase —como crear obras inspiradas en la gratitud o pintar elementos con valor simbólico— tienen un profundo efecto terapéutico.

“El arte es una vía para canalizar emociones. Está comprobado que ciertos trazos ayudan a disminuir estados como el enojo, simplemente por el movimiento cerebral y físico que se activa al dibujar o pintar”, comenta.

En sus clases, cada actividad tiene un propósito consciente: enseñar a usar la pintura como una herramienta de regulación emocional. Los resultados son visibles desde la primera sesión.

“He visto niños que llegan estresados y al final de la clase su energía cambia por completo; se conectan con el color, con el trazo, y encuentran en ello un momento de paz”, afirma.

No se trata de ser Picasso, sino de ser tú mismo

Para Maricela, el arte no busca formar grandes pintores, sino seres humanos más conscientes y conectados consigo mismos.

“Muchos vienen con la idea de que todo debe verse bonito, pero aquí buscamos disfrutar el proceso. Pintar puede ser un ejercicio de meditación que te permite descansar la mente, descubrirte y, en muchos casos, fortalecer la autoestima”, comparte.

La maestra observa con emoción cómo cada alumno expresa su esencia. Aunque todos parten de la misma instrucción, cada obra es única, y eso enseña a los niños que ellos también lo son.
“He visto cómo se transforman con el pincel en la mano; su seguridad crece, su confianza florece. Es como si descubrieran una parte de sí mismos que no conocían”, dice con orgullo.

Las clases están dirigidas a todas las edades —desde niños hasta adultos— y los materiales están incluidos. Lo único que se necesita es el deseo de crear.

Herramientas para toda la vida

Más que una clase de arte, Maricela ofrece un proceso de formación integral. A través del dibujo y la pintura, sus alumnos aprenden a esperar, a insistir y a comprender que todo tiene un proceso.

“El arte es un respiro para la mente, una herramienta para regularte emocionalmente desde la niñez hasta la adultez. Lo que aprendes aquí puede ayudarte a enfrentar los desafíos de la vida con calma y creatividad.”

Muchos de sus alumnos —hoy adultos— han llevado esas herramientas consigo, aplicándolas para enfrentar el estrés o la frustración.

“La creatividad es el eje del aprendizaje, la habilidad que te permite encontrar soluciones, ver desde distintos ángulos y adaptarte al cambio. Eso es lo que enseñamos aquí: a crear, a sentir y a pensar con libertad”, resume Maricela.

Con una sonrisa, cita una frase de María Montessori que se ha convertido en su mantra:

“Las ideas que siembras en la niñez florecen toda la vida.”

Y eso es exactamente lo que ella hace: sembrar semillas de arte, conciencia y bienestar que seguirán floreciendo con el tiempo.

¿Cómo inscribirse?

Las clases se imparten una vez por semana, están abiertas a todas las edades y no se requiere experiencia previa.

Informes al WhatsApp 844 139 3414

Facebook: Maricela Quiroga Arte

Instagram: @maricelaquirogadiaz

 

 

ENTRE COLORES Y EMOCIONES, Maricela Quiroga guía a sus alumnos a descubrir el arte como un refugio para el alma

 

CADA PINCELADA es un recordatorio de que crear también es una forma de sanar

 

EN SU TALLER, el arte se convierte en una herramienta de calma, conexión y autodescubrimiento