La Canasta: herencia culinaria que perdura en Saltillo

Elisa María y Luis Carlos continúan con el restaurante que fundó su madre, doña Graciela Garza, hace 60 años, y que esperan que siga existiendo por cientos de años más

El próximo 11 de septiembre de este 2025, el restaurante La Canasta, en Saltillo, cumplirá 60 años de haber sido fundado, junto a su hermana Rebeca, por doña Graciela Garza Arocha (+) hasta convertirse en uno de los sitios gastronómicos más emblemáticos de la ciudad.

Tras su deceso, hace dos años, sus hijos, Elisa María y Luis Carlos Jaime Garza, de la mano de Grupo Tómbola, empresa que se dedica a la administración de restaurantes, continúan con la herencia culinaria que aún se cuenta y puede saborearse en platillos distintivos como las enchiladas ATM y el arroz huérfano.

«El número 60 se dice fácil pero en realidad es demasiado tiempo para la existencia de un restaurante, en una ciudad que ha crecido muchísimo, que tiene mucha competencia específicamente en el rubro de la comida y nos sentimos muy orgullosos de poder estar aquí, celebrando un 60 aniversario que es grandísimo», compartió Elisa María con El Heraldo de Saltillo.

Para ella, La Canasta sigue siendo como su segundo hogar y recuerda que, junto a su hermano, vivió la mayor parte de su infancia entre olores y sabores propios del restaurante que inicialmente se ubicó en la calle de Aldama para luego migrar a la de Allende, en el Centro de Saltillo, hasta llegar a su actual ubicación en el bulevar Venustiano Carranza 2485, colonia República.

«Crecimos aquí, la mesa familiar no era como en todas las casas, era una mesa del restaurante; llegábamos de la escuela y ahí comíamos, ahí cenábamos, era la mesa familiar, ahí llegaban primos, amigos de  nuestros papás; mi mamá empezó La Canasta mucho antes de tener hijos entonces siempre decía que La Canasta fue su primer hijo, entonces es prácticamente nuestra hermana y personalmente hay mucho cariño, muchos recuerdos, mucha nostalgia», narró.

Su esencia prevalece

Luis Carlos, por su parte, recuerda que, acorde a su personalidad, doña Graciela fue una madre que impulsó a sus hijos a trabajar por la excelencia en cualquiera de sus ámbitos, lo que ha permitido que La Canasta, nombrada así por el gusto que tenía su madre por las artesanías, se mantenga de pie y entre el gusto de los saltillenses y visitantes.

«Lo que lo ha distinguido durante décadas es la calidad, creo que eso es lo número uno; algunas cosas en el menú se han transformado, obviamente hay actualizaciones físicas en cuanto al mobiliario y la arquitectura, pero la esencia prevalece y hoy, como hace 60 años, la gente sabe que va a consumir un producto que es nutritivo, agradable y accesible», indicó.

«Era dura pero le aprendí bastante, a veces era difícil discernir su perfil empresarial del de madre porque eran las dos cosas a la vez; de cierta manera era nuestra jefa de trabajo y de alguna otra forma era nuestra jefa de familia. En términos generales, nos inculcó valores que ya son permanentes, para toda la vida y yo la sigo viendo con mucha reverencia, sigue siendo para mí un ejemplo a seguir», agregó.

Legado y familia

Ambos coinciden en su opinión de que La Canasta, gracias a su fusión entre lo actual y la tradición que dejó su mamá, seguirá existiendo por cientos de años más, al ser incluso un distintivo de la capital de Coahuila.

«Su amor por su tierra, por su país, desgraciadamente mucha gente ya no las aprecia y es algo que se está perdiendo; lo vemos nosotros como una meta más a apoyar, tratar de preservar lo más que se pueda», señaló Luis Carlos.

«El legado es más de manera personal, de continuar siguiendo adelante con el ejemplo que ella nos impuso, de trabajar arduamente, de no rendirnos, de respetar el entorno; mi mamá hizo de Saltillo una ciudad más bella, atrajo turismo, atrajo empleo, es un legado más emotivo y por eso sí queremos que La Canasta continúe», concluyó Elisa María. (OMAR SOTO)