A lo largo de sus 30 años de carrera artística ha participado en más de 150 obras de teatro como actor
Para Jorge Luis Feria Sosa el teatro representa una parte esencial de su vida al ser una pasión en la que lleva inmerso 30 años, ya que desde niño soñó con pisar escenarios, convertirse en un vampiro, luego un detective, policía y hasta un diablo de pastorela, sin dejar de ser él mismo.
Aunque es originario de Ciudad de México, Jorge considera a Saltillo como su hogar, ya que llegó con su familia a la capital de Coahuila desde que tenía nueve años y fue en esta ciudad que el llamado al teatro se intensificó hasta tomarlo en serio.
“Justo este año cumplo 30 años de trayectoria, no hay un registro en mi memoria en donde no haya estado con ganas de hacer teatro. De niño era agarrar los calcetines y hacer títeres o, por ejemplo, me gustaba mucho inflar globos, ponerles suéteres y actuarles”, contó para El Heraldo de Saltillo.
La primera vez que vio abrirse el telón desde un escenario, tenía entre 12 y 13 años; los primeros aplausos por su actuación lo convencieron de que el teatro era lo suyo y poco a poco fue puliendo su técnica actoral a través de estudios de arte dramático en Ciudad de México, Monterrey y Madrid, España.
“Mis papás al principio no me apoyaban, desde niño les decía que quería hacer teatro y me decían que en esto no hay futuro. Cuando yo empiezo a actuar, los invité a mi primera obra importante y entendí que no tenía que convencerlos a ellos sino a mí de que esto es lo que yo quería y que al convencerme a mí ellos verían lo importante que esto es para mí”, dijo.
“Siempre me gustó mucho esto, participaba en las obras desde niño, en 1995 ya formó parte de producciones y empiezo a experimentar las primeras giras; estaba super chiquito, tenía como 12 o 13 años y ya empezaba a hacer obras profesionales”, rememoró.
Su experiencia en CRIT Coahuila
En 2017, encabezó un proyecto de teatro al interior del CRIT Coahuila, en el que tuvo la oportunidad de trabajar con niños que toman terapias en este espacio, con sede en Saltillo, por alguna discapacidad motriz.
Al convivir a diario con estos pequeños actores y actrices, se dio cuenta de que el teatro, en sus palabras, puede ser también una terapia, un momento de felicidad y un impulso para vencer retos.
“Dentro de las cosas que he hecho, en el 2017 entró a dirigir a niños del CRIT y fue una experiencia muy padre porque fue dirigir a niños con discapacidad y eso, en lo personal, fue de las mejores experiencias que me han sucedido”, platicó.
“Fue estar de cerca con muchas realidades que a mí me sensibilizaron muchísimo, fueron tres años que estuve dirigiendo proyectos teatrales, escénicos, con niños con discapacidad y niños que eran voluntarios dentro del CRIT”, añadió.
Teatro y más teatro
El camaleónico artista y dramaturgo ha participado en más de 150 obras como actor, entre las que se encuentran “Café Ionesco”, en Monterrey; “Impropio”, en Madrid, España y “La Pastorela de Catón” y “Este Cuento no es de Dysneii”, en Saltillo, además de 25 proyectos más como director escénico.
“Siempre he sido una persona que tiene mucha curiosidad por conocer cosas nuevas, como nunca ha sido lineal, todo lo que he hecho ha requerido un reto, algo nuevo; eso ha sido lo que en mí no ha hecho que esta llama se extinga”, externó.
“Soy una persona que sabe que tiene mucho que aprender, la trayectoria te da experiencia, conocimiento pero no te da el todo. He tenido grandes maestros de mi vida que me han ayudado a mantener los pies en la tierra hasta ver que el tener 30 años de trayectoria no me hacen ni más ni menos a alguien que tenga 10, cinco o dos meses porque llega un punto en el que el teatro, si no te vuelve humilde, te pierde”, finalizó. (OMAR SOTO)





