En el año de 1598 fueron establecidas las primeras misiones y congregaciones en el territorio que de inmediato fue considerado como “La Laguna”, Fray Juan Agustín de Morfí relata en algunos de sus escritos que casi todas ellas desaparecieron a causa de las depredaciones que los indios bárbaros periódicamente hicieron en contra de estos poblados, tal es el caso de Mapimí, Nazas y San Juan Nepomuceno de la Carrera, entre otros más. La defensa de los recién creados poblados laguneros fueron el establecimiento de los llamados presidios, en los que se reunían un grupo de soldados que defendieron los poblados existentes a su alrededores.
La crítica situación que se da a conocer se generó durante los siglos XVI al XIX. En el año de 1860 hizo su aparición en las inmediaciones en lo que es hoy nuestra gran ciudad de Torreón un grupo que era conocido como la “tribu del indio Rafael”, el cual continuamente realizaba asaltos en contra de las incipientes haciendas agrícolas que se encontraban en territorio lagunero, grupo que en forma por demás constante asaltaba a las escasas plantaciones agrícolas que se encontraban en el territorio de lo que sería la región lagunera, que a los años se convirtió primeramente en un gran emporio agrícola y después en industrial.
La particulariad del grupo del “indio Rafael”, era que su violencia solo afectaba a la propiedad, pero respetaba las vidas humanas, además de que solo afectaba a predios agrícolas que se encontraban establecidos en las proximidades del rancho del “Torreón”, el que era el centro por su extensión y actividad agrícola de toda La Laguna, todo lo anterior fomentó entre los entonces habitantes de la comarca una triste fama para la “tribu del indio Rafael”, quien era el jefe de la tribu.
Uno de los mitos de la tribu del indio Rafael, era aquel en el que se decía que Rafael escondiá el botín producto de sus atracos en una cueva situada en el cerro de las Noas en su parte trasera, lo cual dio lugar a infructuosas incursiones de esos tal vez inexistentes tesoros. Todavía en la década de 1950 y principios de 1960 se realizaban exploraciones en tal serranía en busca del tesoro que se dice fue ocultado en el cerro torreonense, esta búsqueda se realizaba por gente que venía a la región con tal propósito y gente de varias localidades laguneras que sabían del mencionado tesoro oculto.
Las haciendas más afectadas por la tribu del indio Rafael fueron “La Loma” y “El Refugio” ubicadas en la comarca lagunera de Durango, por tal motivo, los habitantes de las mismas se organizaron para atrapar al jefe de la tribu, logrando atraparlo después de varias trampas que se le tendieron, junto a varios integrantes del grupo, descubriendo que el “indio Rafael” no era indígena, sino un simple ladrón de nombre Antonio Piña, al igual que los miembros de la tribu, los que eran mestizos. Todos fueron ahorcados.