Se ha preguntado ¿Por qué algunas veces nos complicamos la vida? Frecuentemente sufrimos por querer controlar situaciones que están fuera de nuestro alcance, o buscamos relaciones personales complicadas, también sucede que no somos responsables de nuestra situación financiera, o nos hacemos expectativas sociales que no resultan como esperábamos. El problema de enfrentarnos a estos aspectos es que se convierten en escenarios difíciles de entender y menos aún de abordar. Lo lamentable es que nos convertimos en expertos para ver algo fácil de comprender, en difícil de entender.
Cuando me refiero a complicado, es que es difícil de entender o resolver, es decir, no le vemos pies ni cabeza, todo se vislumbra enmarañado. Esto es producto de cómo nos relacionamos en primer lugar con nosotros mismos, después con los demás y finalmente con nuestro contexto, de cómo percibimos nuestra realidad, de nuestra construcción de creencias de nosotros y de la sociedad, que complican seriamente nuestro pensamiento y nos impiden ver con claridad.
Al complicamos las situaciones que se nos presentan en el hacer cotidiano, automáticamente no disfrutamos, nos quejamos y lamentablemente nos enojamos e insistimos en estar presentes donde no es necesario. Desde el punto de vista de la psicología, se hace referencia a la tendencia de una persona a generar situaciones que complican su bienestar y la de los demás. Este tipo de comportamiento se manifiesta porque tenemos patrones de comportamiento y de pensamiento ya establecidos y que son difíciles de cambiar, provocando en las personas estrés, ansiedad o depresión.
Lo más conveniente en esta situación es dejar ser, o dejar fluir, me explico, si comprendemos que la importancia de acompañar sin juzgar y respetar, no vulnerar la situación que no nos parece bien, en una palabra, no interferir, no aferrarnos a tratar de cambiar la situación, dar la oportunidad de que las personas que están a nuestro alrededor, ya sea familia, amigos, compañeros de trabajo, decidan por ellos, sin nuestra intervención directa, a pesar de que la decisión no nos agrade.
No complicarlo y dejarlo ir, simplemente significa aceptar y no involucrarse. No tratar de cambiar la postura de algo, lo invito a hacer una reflexión profunda sobre estas ideas, piense por un momento ¿Cuántos dolores de cabeza se hubiera evitado? Al dejar de intervenir en situaciones que no está en nuestra mano solucionar. La bella canción de “Déjalo ser” (Let It Be) de The Beatles escrita e interpretada por Paul McCartney, dice: “Y cuando la noche está nublada, todavía hay una luz que brilla sobre mí, brillando hasta mañana, déjalo ser, déjalo ser, déjalo ser”. Es un mensaje de esperanza, te invita a no resistirte a los problemas, a no complicarte la vida, por cosas que no se pueden evitar, es mejor aceptarlas que negarlas.
Frecuentemente olvidamos que la vida es más sencilla de lo que creemos, para evitar complicarnos la vida podemos realizar estas pequeñas acciones: disfrutar lo que tenemos, y no de las cosas que carecemos, alejarnos en medida de lo posible de los temidos chismes, que en la mayoría de los casos no son verdad, huir, si huir de las personas tóxicas, comprender cuando no podemos cambiar lo que sucede en nuestro entorno.
Debemos aprender a dejar ir, a soltar, a que las cosas continúen su camino, recordemos que aferrarnos nos lleva directo al sufrimiento. Durante nuestra vida nos enfrentamos a cometer muchos errores, pero olvidamos que también tenemos la oportunidad de aprender de ellos, de reconocerlos y lo mejor de corregirlos. No debemos vivir tratando de acomodar todas las situaciones a nuestra forma de pensar, hay que tomar en cuenta lo que decía el educador norteamericano Charles R. S “La vida es el 10% de lo que pasa y el 90% de como reaccionas”. Ahí radica el problema, por eso, es aconsejable ¡No lo compliques y dejarlo ser!