VIVIR ES AHORA

El propósito de la compasión

En un pequeño pueblo, vivía don José, un ancianito jubilado y conocido por su sabiduría y bondad. A menudo, se le veía sentado en un banco del parque, observando a los vecinos y compartiendo sonrisas con los niños que pasaban.

Un día, un niño que solía jugar cerca comenzó a llorar desconsoladamente. El anciano se acercó con preocupación y le preguntó qué sucedía. «Mi perro se ha perdido y no puedo encontrarlo», sollozó el niño. Don José, conmovido, se llenó de compasión. Sin pensarlo dos veces le dijo: «Vamos a buscarlo juntos».

Los dos empezaron a caminar por el vecindario, llamando al perro. Pasaron las horas y, aún así, Don José nunca perdió la esperanza. Mientras buscaban, le contaba historias y buscaban huellas o alguna señal que les pudiera dar esperanza.  Compartía historias sobre sus propias mascotas perdidas y cómo la fe y la paciencia habían traído recompensas en el pasado.

Finalmente, al atardecer, el niño vio un pequeño perro corriendo hacia ellos. «¡Es él!» exclamó con alegría. El niño abrazó a su mascota y, lleno de gratitud, dijo estas palabras que tocaron las fibras más profundas de don José: «No solo me ayudaste a encontrarlo, sino que me enseñaste a no rendirme».

Camino a casa, don José tenía esa sensación que se enciende cuando nos damos cuenta de que somos útiles y que contribuimos a lograr un sueño. Y pensaba en que, cómo, al compadecerse de ese pequeñito y ayudarle, pudo ver en sí mismo lo que ese niño reconoció desde el primer momento: que era alguien que no se rendía. Y que pudo hacer un milagro donando lo que tenía en ese momento: su tiempo.

¿A qué le dedicas tu tiempo? El tiempo es el valor más grande que tenemos y que damos por sentado. El tiempo, utilizado para construir y entretejer sueños, es el tiempo que más adquiere valor. Puede ser para crear algo útil, o para ayudar, para disfrutar o para descansar, y siempre que lo utilicemos con INTENCIÓN, ese tiempo catapulta más contribución a nosotros y a los demás.

¿Y qué pasa si a esa intención le agregamos compasión para potenciar los resultados en el tiempo?

Compasión significa: sentir con tu misma pasión. Más allá del respeto a las circunstancias ajenas, la compasión, como hermana mayor del respeto, nos enseña a ser humanos y nos permite darnos cuenta que, aunque seamos personas diferentes, todos tenemos mucho en común: en el fondo disfrutamos los mismos valores, nos duelen las pérdidas y nos fortalecemos de nuestros sueños. También percibimos que existe un lenguaje universal que vá más allá de todas las fronteras, de todas las diferencias, y ese lenguaje es el lenguaje del amor.

Y, bajo esta perspectiva, tal vez en este tiempo que está marcado por los conceptos y las diferencias, podamos entender que aunar nuestras diferencias nos permite llegar más lejos y construir un mejor futuro, ya que en lo que tú eres diferente eres más fuerte y viceversa. Y la compasión nos permitirá brincar las fronteras de las diferencias y verlas como un instrumento, no como una finalidad.

Un instrumento que nos lleve a perseguir una visión en conjunto y nos muestre un camino por trazar ya que, en el fondo, amamos las mismas cosas, nos importan las mismas cosas y nos duelen las mismas cosas. Entonces, la compasión podrá mostrarnos la ruta para que podamos perseguir nuestros propios sueños inmersos en la misma visión, en el cual tus diferencias y las mías sean dignificadas y utilizadas para construir un mundo mejor.

Y, quizá así, seremos conscientes de que un pequeño gesto de misericordia puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien y en la propia.

Nunca subestimes la bendición de poder de ayudar a otro en su momento de necesidad, la vida te puso en una posición privilegiada, y tal vez te muestre que en ese gesto vuelve a tí el sentido y la vida, creando lazos de amor y esperanza en el corazón de cada ser humano.

 

coachteylealg@gmail.com