Washington DC, Estados Unidos.- Un estudio publicado en las ‘Actas de la Academia Nacional de Ciencias’ (PNAS), ha identificado las tres edades críticas en las que el cerebro experimenta cambios significativos en su funcionamiento.
Este hallazgo no solo permite comprender mejor el envejecimiento cerebral, sino que también abre la puerta a estrategias más efectivas para prevenir y tratar enfermedades neurodegenerativas.
De acuerdo con el estudio, el envejecimiento cerebral comienza a manifestarse de manera más evidente alrededor de los 40 años. Este período, que coincide con la mediana edad, marca el inicio de una etapa de cambios metabólicos y estructurales en el cerebro que pueden tener un impacto significativo en la salud cognitiva.
Los investigadores destacan que las decisiones relacionadas con el estilo de vida entre los 40 y los 60 años son cruciales para mitigar los efectos del deterioro cognitivo.
El análisis realizado por los investigadores, basado en datos del Estudio sobre el Envejecimiento de la Clínica Mayo, identificó tres puntos de transición principales en el proceso de envejecimiento cerebral. El primero ocurre a los 43 años, cuando comienza una fase de desestabilización metabólica. Este período inicial puede ser determinante, ya que los cambios metabólicos en esta etapa pueden influir en la salud cerebral a largo plazo.
El segundo punto crítico se presenta a los 66 años, momento en el que la desestabilización metabólica se acelera de manera más pronunciada. Este período coincide con una etapa de la vida en la que muchas personas comienzan a experimentar un declive más evidente en sus capacidades cognitivas.
Finalmente, el tercer punto de transición ocurre a los 89 años, cuando la desestabilización metabólica alcanza su nivel máximo. Este último período representa el momento de mayor vulnerabilidad para el cerebro, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.
El estudio subraya que el estrés metabólico es uno de los principales factores que contribuyen al deterioro cognitivo relacionado con la edad. Este fenómeno, que implica un desequilibrio en la homeostasis del cuerpo, puede ser desencadenado por diversos factores, como deficiencias nutricionales, inactividad física y estrés crónico. Además, los investigadores señalaron que la resistencia a la insulina puede desempeñar un papel significativo en el desarrollo de los puntos de transición identificados.
Aunque el envejecimiento es un proceso inevitable, los investigadores destacan que es posible adoptar medidas para ralentizar el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida en la vejez. Según el estudio publicado en PNAS, mantener un estilo de vida saludable es fundamental para proteger la salud cerebral.
Entre las recomendaciones clave se encuentran llevar una dieta equilibrada que proporcione los nutrientes necesarios para el cerebro, realizar actividad física de manera regular y desarrollar estrategias efectivas para manejar el estrés.
Estas acciones no solo pueden ayudar a reducir el impacto del estrés metabólico, sino que también pueden mejorar la resiliencia del cerebro frente a los cambios asociados con el envejecimiento.
Si bien el envejecimiento es un desafío inevitable, los avances en la investigación científica ofrecen herramientas valiosas para hacerlo más llevadero. Al priorizar un estilo de vida saludable y al abordar los factores de riesgo asociados con el estrés metabólico, es posible mejorar la calidad de vida y reducir el impacto del deterioro cognitivo en la vejez. (EL HERALDO)
https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2416433122