También facilita desarrollar habilidades para aprender y trabajar de forma efectiva, manifestó Gerardo Sánchez Dinorín
Ciudad de México.- Gozar de salud mental se alcanza con una adecuada alimentación, sueño saludable, actividad física, respiración y atención consciente, explicó el investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, Gerardo Sánchez Dinorín.
El experto de la coordinación de Psicología Clínica y de la Salud de esa entidad académica comentó ante estudiantes reunidos en el auditorio Luis Lara Tapia:
El bienestar mental es lo que permite hacer frente a los momentos de estrés de la vida, facilita desarrollar habilidades para aprender y trabajar de forma efectiva, aunque cada persona lo experimenta de manera diferente. No implica tener una vida libre de estrés, pues el cerebro y el resto del cuerpo están conectados y se influyen mutuamente.
Al ofrecer la charla “¿Cómo regular mi cuerpo para mejorar mi salud mental?” el académico recordó que el sistema nervioso manda órdenes hacia músculos y órganos para generar respuestas y también lo que ocurre con el resto de nuestro organismo, donde su posición proporciona datos importantes.
Lo que sucede con nuestras vísceras influye en la actividad, al igual que cómo se procesa la información para lidiar con la vida diaria, resaltó el universitario.
Durante el encuentro académico, que se efectuó dentro del octavo ciclo de conferencias “UNAMirada desde la psicología”, el investigador puntualizó que uno de los principales factores es mantener una alimentación sana, pues la microbiota tiene cuatro funciones principales: ayudar al metabolismo, fortalecer el sistema inmunológico, realizar funciones fisiológicas sustanciales, así como ser una barrera.
En la actualidad se sabe que cuando la microbiota es suficientemente variada suele ser mejor, y en concentraciones adecuadas influye de manera positiva, favorece que estemos en un estado de alerta óptimo, que se pueda concentrar y atender a ciertas demandas, además de resolver problemas.
A ello se suma la calidad del sueño, pues no dormir bien es incómodo, pero a largo plazo su restricción crónica se relaciona con la obesidad, diabetes, enfermedades vasculares cerebrales, depresión y ansiedad, declive cognitivo y cuadros como enfermedad de Alzheimer.
Para mejorar su calidad, el investigador apuntó que es esencial establecer horarios para ir a la cama y levantarse; que el ruido, la temperatura e iluminación sean adecuados; evitar el consumo de cafeína y alcohol cuatro horas antes de acostarse; restringir el uso de dispositivos electrónicos durante la noche, al igual que dejar de realizar ejercicio físico.
Sánchez Dinorín agregó que también es necesario poner atención a la correcta respiración, y no verlo como una respuesta automática o una conducta consciente. En ese sentido sugirió ajustar la respiración al tipo de demanda, lo cual incrementa la variabilidad de la tasa cardiaca.
Todo ello, enfatizó el experto en terapia conductual-contextual, son recomendaciones, pero si hay alguna condición que afecte la calidad de vida siempre es posible solicitar orientación y acercarse a expertos como los que atienden en las clínicas de la Facultad de Psicología. (UNAM)
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