EL SOMBRERO Y EL PASADO

De la toma de posesión del criminal convicto que ahora es presidente de Estados Unidos, lo que más me gustó fue el rechazo de Melania al beso que intentó darle después de jurar al aire y no sobre las dos Biblias que ella le detenía, que cumplirá la constitución.

Imposible que el efecto del sombrero para alejar proximidad no fuera calculado por Melania para rechazar ante millones de televidentes, a quien centró su fuerza para llegar por segunda vez a la presidencia gringa, en pleitear y humillar a medio mundo.

Y tras ese ninguneo conyugal a nivel global Trump se quedó como en blanco hasta que segundos después, volteó al otro lado para hablar con el vecino.

Buena forma de Melania de vengar agravios, con una leve sonrisa.

Releyendo un artículo que BBC Mundo publicó en junio de 2016, creo que ese corpulento saco de complejos de inferioridad que es Trump es resultado de pretender ocultar verdades de su pasado.

Porque, contradiciendo lo que ha asegurado respecto a que su madre Mary Anne MacLeod llegó a Estados Unidos como turista, en La inesperada historia de la madre de Donald Trump la BBC precisa que llegó a Nueva York el 11 de mayo de 1930 como inmigrante, con 50 dólares en el bolsillo y buscando trabajar como empleada doméstica

El autor de la nota, Ángel Bermúdez, advierte que su nombre aparece en los registros de inmigración digitalizados por la Fundación Estatua de la Libertad – Isla de Ellis, que conserva los datos de más de 51 millones de viajeros que entraron a EU por Nueva York, entre 1892 y 1957.

Según esos documentos Mary Anne tenía 18 años, cuando el 2 de mayo de 1930 se embarcó en el puerto de Glasgow de su natal Escocia en el Transilvania, que arribó a Nueva York nueve días más tarde.

“Vino con visa de inmigrante para una residencia permanente”, dijo a la BBC, el historiador del Museo Nacional de Inmigración de la Isla de Ellis, Barry Moreno, tras revisar en el registro de pasajeros su visa número 26698 emitida en Glasgow el 17 de febrero de 1930; tres meses antes de viajar en cabina de segunda clase, que compartió con otra mujer.

“Desde el momento en que llegó, fue inmigrante” ratificó la escritora Gwenda Blair, autora de Los Trumps: tres generaciones de constructores y un candidato presidencial.

Señalarlo, es importante dado que el discurso de Trump contra de la inmigración, ha caracterizado su camino a la Casa Blanca.

Originaria de Tong, un poblado de la isla de Lewis al norte de Escocia, la madre de Trump siguió los pasos de tres de sus hermanas que ya vivían en EU, Christina, Mary Joan y Catherine.

Y las autoridades aduanales anotaron el nombre y la dirección de Catherine, por ser la persona que la recibiría en Nueva York y la registraron como “doméstica”.

Trabajo que también desempeñó su hermana Mary Joan, hasta que conoció al que sería su esposo, Victor Pauley.

Y esta definición de “doméstica”, fue vuelta a utilizar por la madre de Trump en septiembre de 1934, cuando ingresó por segunda vez al puerto de Nueva York a bordo esta vez, del Cameronia.

Sus datos revelan que permaneció en el país ininterrumpidamente desde su llegada en mayo de 1930, hasta junio de 1934 y que señaló como su lugar de residencia permanente Nueva York.

Y que antes de viajar por poco tiempo a Escocia, tramitó un permiso para reingresar a EU y facilitar los trámites aduaneros en su segunda entrada.

“Venía de una familia muy pobre. Hubo una gran emigración en su pueblo porque a finales de la I Guerra Mundial la mayor parte de los hombres murieron al hundirse el barco que los llevaba de vuelta” relató a la BBC Mundo Michael D’Antonio, escritor de Nunca suficiente: Donald Trump y la búsqueda del éxito.

Y agregó, que la tragedia ocasionó que muchas mujeres emigraran a Canadá y EU porque no había con quien casarse.

La página web de la Fundación mencionada, explica que los descendientes de los inmigrantes que llegaron por Nueva York, equivalen a casi la mitad de la población del país.

Y que cuando la madre de Trump ingresó, había ya restricciones gubernamentales para el ingreso de extranjeros y cuotas para admitir un número limitado de inmigrantes de cada país y entró dentro de la cuota del Reino Unido.

Las hojas de control de los pasajeros de los barcos, llamados Manifiestos, registraban color de ojos, cabello, raza, y exigían que se tuvieran cuando menos 50 dólares; y fue esa, la cantidad exacta que la madre de Trump mostró en cada uno de sus dos viajes.

Tal vez la saña de Trump contra mexicanos empleados en los servicios y mexicanas que trabajan como sirvientas, proceda de sus ansias por ocultar que su mamá lo fue.

Y tal vez también, de esa escena de su madre viendo por televisión la coronación de la reina Isabel II “totalmente cautivada por la pompa, circunstancia y glamour”, provenga su propia reverencia ante la realeza inglesa.

Volviendo al artículo de la BBC, concluye que ya casada con el padre de Trump y con muy buena posición económica Mary Anne patrocinó hospitales y obras de caridad.

“Nada desdeñable para una inmigrante de 18 años, que llegó con solo 50 dólares en el bolsillo”.

 

Autor

Teresa Gurza