Uno de los más grandes retos en la actualidad consiste en poder generar relaciones sanas, contributivas y productivas en los diferentes núcleos en los que nos desenvolvemos. Estos incluyen nuestra familia, las organizaciones en las cuales nos desempeñamos laboralmente y nuestros diferentes círculos sociales.
Debido a tanta información y desinformación que proliferan en las redes sociales y en los medios, las relaciones humanas se han abarrotado de suposiciones, en ocasiones contradictorias o sin base en los valores primarios de vida, generando un reto poder coexistir como grupos y como sociedad.
Dentro de los equipos de trabajo, en las familias y en los grupos sociales, existen tres creencias fundamentales que conforman la cultura de las mismas y que necesito integrar para que puedan funcionar y establecerse de una manera adecuada. Estas son:
- El trabajo de cada miembro del grupo importa.
- Cada persona dentro de la organización (familia, empresa, ciudad, amigos) es importante.
- Mi organización es importante, porque genera, ya sea de manera consciente o inconsciente, una contribución y un impacto a la sociedad en la que vivo.
Todas las organizaciones y asociaciones generan un impacto y una contribución. Lo que es imperante es reconocer si ese impacto y contribución son generativos o nocivos hacia los demás, ya que finalmente, esa contribución generará una retribución hacia mi con la misma calidad y características en las que las voy externando.
Es decir, si lo que tú haces le hace bien a los demás, te hará bien a tí también. Y si lo que tú haces daña a los demás, finalmente te terminará dañando. Es como si estuvieras dentro de una burbuja y comienzas a disipar algún tipo de gas: si ese gas es nutritivo, al respirarlo, te vas a nutrir también; y si disipas gas nocivo, terminarás intoxicado, ya que también estás inmerso en esa atmósfera.
Ahora, para que el equipo o agrupación funcione, no sólamente se requiere adoptar estas creencias, sino que también necesito respaldar estas creencias con las actitudes adecuadas.
Otro factor muy importante que genera cohesión y unión entre los miembros de ellas se encuentra en un tema que, al manejarlo correctamente, se convierte en una gran fortaleza, y este es: la VULNERABILIDAD. Grandes pensadores de la actualidad han convertido a la vulnerabilidad en un pilar de los equipos de trabajo.
El hecho de poder compartir nuestra vulnerabilidad para poder fortalecernos como equipo genera que, automáticamente, podamos sentir que pertenecemos a él. Y el tener la libertad de mostrar mi vulnerabilidad sin riesgo a ser enjuiciado o ponerme en riesgo, fortalece mi proximidad y a que me sienta seguro de poder generar relaciones más profundas con los demás colaboradores de la organización.
En ocasiones, nos olvidamos que nuestro equipo también comparte nuestra vulnerabilidad, puesto que cada colaborador aporta algo a la atmósfera global. Al fortalecer las creencias que te mencioné anteriormente y trabajar conscientemente en que sean una realidad, el equipo se volverá más productivo, sólido y unido, ya que la energía que consume el miedo y la incertidumbre se aplicará de una manera distinta para poder obtener los resultados deseados y potenciarlos.
Finalmente recuerda que, a través de nuestra vulnerabilidad, se fortalecen nuestras relaciones… es decir, si yo me atrevo a compartir mi vulnerabilidad contigo sin miedo a que te aproveches o te burles, puedo establecer una conexión más próxima contigo; de igual modo, si yo puedo apoyar a alguien que se siente vulnerable, sin enjuiciarlo o encasillarlo, esa persona se acercará más a mí y será más fácil que se sienta seguro para poder sacar a la luz todas sus fortalezas internas.
Esto genera que, dentro de los diferentes tipos de equipos y organizaciones, se potencialice la energía, que las dinámicas fluyan más fácilmente, y que el ambiente se torne más positivo. De esta manera, fluirán con más facilidad las respuestas y las acciones a los diferentes retos.
En este día te invito a tomar consciencia de la importancia de generar relaciones sanas, equipos sanos, y de generar una visión y cultura apoyada en los valores y en la contribución, ya que es el camino ideal para poder generar una sociedad sana y productiva y un ambiente de vida en el cual podamos, con paz, trabajar para generar nuestra mejor versión.
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