Quienes han estudiado a profundidad el cultivo del algodón que tuviera lugar en La Laguna de Coahuila y Durango, afirman que fue en lo años de 1830 y 1840 cuando tal producto se generara en tierras laguneras, convirtiéndose los moradores del llamado Rincón de los Pastores, es decir, estas tierras del ya conocido como Rancho del Torreón, en cultivadores del llamado en algunas épocas como el “oro blanco”, desde luego regadas por el agua de los ríos Nazas y Aguanaval, dando lugar no sólo a la producción algodonera, sino a la producción cada vez más frecuente de centros de población.
Los cronistas del cultivo del algodón afirman que tal actividad se originó en San Juan de Casta ( actualmente León Guzmán), La Misión de los Cinco Señores (Nazas Durango), entre otros, fueron los primeros productores de algodón en la comarca lagunera. A partir de tales haciendas productoras de algodón, el cultivo de la fibra blanca se principió a extender en la hacienda, pues en la ciudad de Durango en la década de 1830 se instalaron hiladerías que requerían de la fibra blanca, al igual que en peñón blanco del estado en cita, todo lo cual dio lugar para que se extendiera el cultivo del algodón, sobre todo en las tierras de la antigua Hacienda de La Laguna, la cual era ya propiedad de don Leonardo Zuloaga y don Juan Ignacio Juárez, el primero en el estado de Coahuila y el segundo en el de Durango.
No solo económicamente el cultivo de la fibra blanca trajo desarrollo a la laguna entera, sino en relación al número de habitantes aumentó considerablemente. Entre los años de 1897 y 1912, ésta representaba más del 70% de la producción nacional mexicana, todo esto en poco más de 800 mil hectáreas; para el año de 1960 el algodón representaba el 80% del valor de la producción agropecuaria en La Laguna. El cultivo del algodón desaparece en la comarca lagunera en el año de 1992, cultivándose el mismo solo en reducidas superficies.
Con la casi desaparición del cultivo del algodón, gran número de hombres y mujeres que se dedicaban a esta actividad se vieron sin ingresos, pues a partir de 1992 no existieron superficies para que el campesinado lagunero se avocara a realizar los trabajos correspondientes; los pilotos fumigadores se quedaron sin trabajo al desaparecer áreas de cultivo, al igual que las plantas despepitadoras que desaparecieron al concluir el cultivo de la fibra blanca, y lo que consideramos fue peor, es lo referente a que gran parte de la gente del campo perdieron su servicio médico, el cual se lo proporcionaba el Instituto Mexicano del Seguro Social, al no poder pagar los mismos las cuotas que se les exigían para proporcionarles tales servicios.
De igual manera, por último las canciones típicas laguneras en las cuales se fundaba el cultivo de la planta a que nos hemos venido refiriendo, se quedaron al aire pues en algunas de ellas se dice que “La Laguna tiene dinero, La Laguna tiene algodón” y que “en La Laguna hay mucho algodón” quedaron sin respaldo verídico, al desaparecer practicamente del campo lagunero el cultivo del algodón.
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