COMO DECIA MI ABUELA

“El qué come y canta…”

En casa de mi abuela la hora de la comida era todo un ritual. Las mayores ayudábamos a servir para los niños pequeños, después comíamos nosotras y por último comían mi mamá, mis tías y mi abuela que eran quienes habían preparado los alimentos.

Mientras estábamos comiendo se nos instaba a dedicarnos únicamente a eso, algunos de mis primos se ponían a platicar o a jugar y entonces mi abuelita nos decía «el que come y canta, loco se levanta». Recuerdo que a todos nos causaba entre risa y miedo la expresión, ya que, pensábamos que estar loco era lo peor que podía pasar. Entonces, el regaño hacía efecto por un corto periodo de tiempo pues no faltaba quien rompiera con risas nuestros pensamientos acerca de perder la cordura.

El estigma social alrededor de las enfermedades mentales ocasiona que las personas no soliciten ayuda en los momentos en los que la requieren, inclusive es difícil que lo detecten ya que tendemos a minimizar nuestros propios sentimientos.

Luego de que el pasado fin de semana tres mujeres se quitaron la vida en nuestra localidad, los medios de comunicación acudieron a los expertos para pedir su opinión al respecto.

La psicóloga Berenice de la Peña señala que es necesario crear redes de apoyo entre las mujeres, ya que, somos nosotras quienes habitualmente estamos más acostumbradas a compartir nuestros sentimientos y emociones con los demás. El generar círculos entre nosotras mismas ayuda a detectar la necesidad de apoyo psicológico.

Esto es parcialmente cierto pues, si nuestras redes de apoyo son personas que se han educado respecto a la salud mental es muy posible que nos recomienden ir a una terapia si detectan en nosotros alguna actitud derrotista o patrones de conducta distinta a la habitual que sugieran que necesitamos ayuda profesional. Por el contrario, si en nuestras redes se encuentran personas que no han sido educadas respecto a la salud mental y que tienen estigmas acerca de que la depresión es una enfermedad para las personas que “no tienen ocupaciones” o sobre la ansiedad, para la que comúnmente el consejo es “échale ganas”, difícilmente nos van a aconsejar para que vayamos con un profesional de la salud llámese psicólogo o psiquiatra, e inclusive, podrían desalentarnos para buscar la ayuda necesaria.

Por su parte el psiquiatra Mario Alberto de los Santos señala que es necesario realizar una “necropsia psicológica”, es decir, buscar las causas detrás del suicidio con familiares, amigos gente que estuvo cerca de la persona para poder detectar patrones de conducta y de esta manera se generen los mecanismos necesarios para prevenir los suicidios que son tan comunes en nuestra ciudad.

Mi opinión desde mi experiencia como paciente, es que necesitamos mucha más educación respecto a la salud mental.

Todavía hay quienes utilizan la expresión “loco” de una manera despectiva, para referirse a cualquier persona que no se ajuste a las normas y convenciones sociales. También hay quién piensa que sólo los “locos” necesitan ir con un psicólogo, cuando la realidad nos muestra que el ritmo de vida actual es tan acelerado y estresante que adquirir herramientas de afrontamiento frente a la ansiedad y el estrés, debería considerarse parte fundamental de un tratamiento para la vida diaria, tan necesario como un chequeo general de nuestro estado de salud física.

Más aún, la información abundante en redes sociales, también contribuye a desinformar y muchas personas se auto diagnostican trastornos o desajustes de la salud mental, sin acudir a los expertos.

Y no podemos olvidar las circunstancias sociales respecto a la carga que impone la sociedad en hombres o mujeres asociadas al género masculino o femenino, que agregan un peso significativo, por ejemplo “un hombre debe ser un buen proveedor” o “una buena mujer es aquélla que tiene muchos hijos”, situaciones que no necesariamente se alinean con las metas personales de cada individuo pero que, al ser lo esperado por la sociedad, inciden en la manera en que las personas se asumen exitosas o no, en la vida.

La próxima vez que escuchemos frases como la que decía mi abuela “el que come y canta loco se levanta”, haciendo alusión de forma despectiva al estado mental de las personas, analicemos, quizá no estaría mal, acudir a un profesional de la salud mental.

 

 

Autor

Leonor Rangel
Otros artículos del mismo autor