¿Has escuchado hablar de ella? El escritor y filósofo inglés Gilbert Keith Chesterton (1874–1936), tomó la imagen de una vaya, o de una cerca, para ilustrar un gran principio de la buena administración, gestión de recursos y sobre todo para tomar prudentes decisiones en la vida. El decía: imagínate que vas caminando y de pronto encuentras una vaya que se interpone en tu camino, es una vaya que se extiende de un lado al otro, ¿Qué harías si te topas con la vaya?
Probablemente la respuesta más sencilla sería, no le veo utilidad, la tiraré; pero sería más prudente pensar que si está allí es por algo, no se hizo sola, ni cayó fortuitamente del cielo, tiene un objetivo, el que la hizo, la construyó pensando en algo. Así que primero, antes de derribar la cerca: véte y piensa. La idea de fondo está en que cuando sabes la finalidad de algo, puedes analizar si es aún necesaria y decidir si se debe de modificar o no. Es un principio muy simple y práctico: “No destruyas lo que no entiendes”.
Con este principio Chesterton aconsejaba que no se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición si no se comprende primero el porqué fue creada. El veía y criticaba como en aras de la innovación irreflexiva o novedosa, se reformaban leyes, instituciones, políticas, hasta costumbres y protocolos familiares, laborales y sociales, que daban como resultados no reformas sino deformas, que generaron más daños que beneficios. Sería el caso del que derribó la cerca, sin saber, qué esta protegía a los corderos de los coyotes. Ya te imaginas el resultado.
Vivimos sin darnos cuenta bajo una presión obsesiva de “deconstrucción”, de abolir lo establecido, sin comprender de fondo el porqué del status quo. También Chesterton desenmascara la actitud soberbia de los innovadores, que por pasar a la historia, ganar fama o prestigio, toman decisiones insensatas, que sólo crean problemas donde no los había, por imponer cambios repentinos y sin reflexionar sensatamente su conveniencia.
Si queremos tomar buenas decisiones, comprendamos la lógica detrás de las decisiones anteriores. No corras riesgos innecesarios, medita tus razones. Una persona prudente sabe asumir la idea de que sus predecesores sabían cosas que él no conoce, o que tuvieron experiencias que él no. Todas nuestras decisiones tienen consecuencias. No pensemos que las generaciones anteriores no sabían tanto como las actuales.
Es cierto que la sociedad no se puede quedar petrificada, hay cambios, hay transformaciones, es cierto que los cambios son importantes, pero se buscan que estos cambios sean benéficos para todos, o por lo menos que busquen el bien común. Si no se entiende porqué está la vaya allí, el hacha que se porta en la mano para derribarla, será mejor dejarla a un lado.
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