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Transición energética: la importancia de los minerales para un futuro sostenible

La transición de los combustibles fósiles a las energías limpias resalta el papel vital de los minerales y las cadenas de suministro dependientes de estos en el proceso de cambio energético. Dado que las tecnologías bajas en carbono dependen en gran medida de insumos minerales, se espera que la demanda de minerales necesarios para la transición a energías limpias aumente drásticamente. Satisfacer esta demanda es estratégicamente importante para todos.

En los próximos 25 años, se espera que la demanda total de minerales críticos se duplique bajo el Escenario de Políticas Actuales, se triplique bajo el Escenario de Políticas Anunciadas y se cuadruplique bajo el Escenario de Cero Emisiones Netas (Net Zero). Se proyecta que la demanda de minerales en bruto continúe aumentando hasta 2050, cuando el reciclaje puede volverse más común.

El enorme aumento en la demanda en relación con 2022 bajo el escenario de cero emisiones netas subraya la importancia de actuar en las próximas décadas. Para alcanzar este objetivo en el año 2050, se espera que la demanda de litio aumente 8.6 veces para 2030, 16.2 veces para el 2040 y 16.1 para 2050. Adicionalmente, se proyecta que la demanda de níquel crezca 7.6 veces para 2030, 9.5 para 2040 y 8.2 para 2050. Asimismo, se estima que la demanda de grafito aumente 7.6 veces para 2030, 9.1 para 2040 y 5.9 para 2050.

La demanda proyectada de cada mineral crítico según el uso de la tecnología destaca la importancia de los vehículos eléctricos y el almacenamiento de baterías como impulsores clave del crecimiento de la demanda. El cambio hacia la generación de energía baja en carbono también aumentará la demanda de minerales. Estas trayectorias y riesgos están, por supuesto, sujetos a desarrollos tecnológicos, cambios en políticas y dinámicas de mercado y geopolíticas. Aunque se cree que las reservas disponibles de minerales críticos son suficientes para satisfacer la demanda a largo plazo, se proyectan déficits en algunos minerales a corto y mediano plazo según el Servicio Geológico de Estados Unidos (2023).

Las cadenas de suministro de tecnologías limpias dependientes de minerales son altamente complejas. Estas cadenas de suministro abarcan desde la extracción de materias primas hasta el procesamiento, purificación, refinación, fabricación de componentes para tecnologías de energía limpia y reciclaje de desechos minerales. Las dinámicas en cada paso de la cadena de suministro pueden diferir significativamente entre tecnologías limpias. Las cadenas de suministro también implican extensas redes globales, con cada segmento típicamente involucrando a múltiples productores.

Por otra parte. los proyectos mineros y la manufactura de tecnologías de energía limpia, además de su excesiva dependencia de unos pocos proveedores y economías, tienen largos plazos de entrega y enfrentan considerables riesgos financieros. Las minas tardan un promedio de 16.5 años en pasar del descubrimiento a la producción (IEA 2021) y las instalaciones de fabricación de tecnologías de energía limpia tardan entre 3 y 5 años en desarrollarse, dependiendo del tipo de tecnología.

El desarrollo de corredores económicos puede fortalecer los clústeres industriales nacionales y regionales. Estos programas necesitan un fuerte apoyo político para mejorar la infraestructura para el transporte, la energía y la conectividad digital; y para desarrollar clústeres industriales, redes de producción transfronterizas y un entorno empresarial favorable. Este enfoque puede aumentar la atractividad de la inversión a lo largo de las cadenas de suministro de minerales críticos y generación de energía limpia.

Hoy por hoy, la transición hacia una economía de energía limpia depende críticamente de una cadena de suministro robusta y resiliente de minerales esenciales. El aumento en la demanda de estos minerales subraya la necesidad de una cooperación global y regional para desarrollar capacidades de exploración, minería y procesamiento. Al abordar los desafíos de la volatilidad de precios, la transparencia del mercado y los largos plazos de desarrollo, las economías pueden capitalizar las oportunidades que ofrece la transición a cero emisiones netas. Con el apoyo adecuado en políticas, infraestructura y colaboración internacional, el futuro de la energía limpia puede ser alcanzable y sostenible, beneficiando a economías y sociedades en todo el mundo.

 

 

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