El liderazgo errante
El que camina debe ver adelante y no solo el piso, aquel que solo ve el piso aprende que camina para el ahora pero no para el futuro
Sabe mucho el que camina, por más distraído que sea, dijo en uno de sus discursos Rosario Castellanos, y con mucha razón lo dijo. Se camina en el tiempo y su regalo es la experiencia. La experiencia, como buena asociada, trae rigidez pero también fortaleza, la seguridad de los años, paradójicamente contrasta con la inseguridad de los tiempos. Cuanto más saber y entendimiento se tiene, faltan fuerzas para su aplicación. Al inicio de un periodo sueños, expectativas, esperanzas, al final conquistas, fracasos y saberes. Que real es caminar, andar.
Los candidatos deben vaciar su experiencia y exhibir que en su tiempo y momento cada uno caminó y bastante por las calles que hoy visitan. Caminar no ahora sino antes. Cosechar un voto exige haber sembrado previamente. Es una ley de la vida: “cosechamos lo que sembramos, después de que se siembra y en mayor medida que lo sembrado”. Estoy seguro de que es la mayor congruencia de la vida, una atadura que llamamos con muchos y variados nombres y que da lógica y orden a esta odisea en que nos encontramos. Los embates de un oleaje tormentoso y el sereno vaivén de un plácido mar respetan lo que se sabe, lo que se sembró en su momento. Decían los de antes, “el que mucho guardó nunca careció”.
Las campañas políticas siguen avanzando entre discusiones, arrebatos y muchísimos memes. En los municipios, distritos, estados y a nivel federal los candidatos; algunos surgidos por el reconocimiento y otros impuestos sin haber caminado, son la antesala de una elección que espera ser la mayor, al menos en el número de posiciones a elegir y a la cantidad de los posibles votantes. La reflexión al final de la contienda seguirá siendo, que la gente pide congruencia. La congruencia conecta en un mundo hipercomunicado y que ya no exige saber más sino estar más. La consecuencia de estar sobreexpuestos a información que no sabemos manejar contrasta con estar menos-expuestos a situaciones vitales que si podemos vivir. En otros términos, como sabemos más estamos menos. Conectar rompe esa separación.
Me gustó mucho el hábil concepto del liderazgo errante. Un estilo que significa el natural uso de la habilidad para caminar. No solo es el enfoque productivo, no solo es la comunicación de una visión, también el dar un paso atrás y mas allá del objetivo ver la visión. Al líder lo siguen, lo que nos da una idea de movimiento, de ahí que digamos que las cosas avancen cuando en realidad queremos decir que se produzcan los resultados que esperamos. Avanzar trae ese latente recuerdo que está en nuestra genética para movernos, ser nómadas que aunque encerrados en ciudades, se mueven para suplir sus necesidades.
El que camina debe ver adelante y no solo el piso, aquel que solo ve el piso aprende que camina para el ahora pero no para el futuro. Los candidatos que anduvieron sin ver lo que en el futuro esperaban son castigados con la justicia de esa ley de siembra y cosecha. En una campaña se puede comunicar pero difícilmente conectar. Se conecta antes, caminando, conociendo, recorriendo. No me quieras convencer, encararé al nuevo aparecido en campañas, que conoces los caminos que nunca has caminado.
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