CÁPSULAS SARAPERAS

De bicis, cantinas y robos

En esta ocasión te platico sobre una historia de los amantes de lo ajeno a los que les gustaban los pedales mientras sus víctimas andaban de “pedales”.

Fue el 6 de julio de 1956, día viernes para ser preciso, cuando la policía de nuestra hermosa ciudad de Saltillo fue puesta en jaque por los ladrones de bicicletas, quienes aprovecharon el fin de semana, la noche, la parranda y hasta el alcohol para lograr sus fechorías, pues en menos de 5 horas se robaron dos bicicletas.

La primera bicicleta robada era tipo balona de color roja y cuyo propietario era el señor R. López, quien vivía en la calle de Penquita#115 y dio aviso a la autoridad vía telefónica a las 11 de la noche, asegurando que mientras salía de la cantina Tijerillas, ubicada en Colón y Xicoténcatl, después de disfrutar de unas refrescantes bebidas espirituosas, vio que tres individuos subían su medio de transporte a una camioneta para realizar la graciosa huida por la calle de Colón. Cuando el oficial de policía le preguntó por las placas, el parroquiano aseguró que nos las pudo ver, sin aclarar que fuera así por la oscuridad de la noche, por la velocidad del robo o porque ya veía doble de tanto mezcal que había tomado.

Dice la canción de Joaquín Sabina, “Y nos dieron las 10 y las 11, las 12 y la 1 y las 2 y las 3…” y a esa precisa hora el señor José Espinosa se apersonó en la comandancia de la policía, la cual por cierto estaba ubicada sobre la calle de Bravo casi esquina con Aldama, para dar aviso que le acababan de robar su bicicleta, la cual estaba estacionada afuera del bar “Orizaba”.

ºJosé le aseguró al jefe de la policía que llegó al bar, ubicado en la Calle Presidente Cárdenas esquina con 2 de Abril en su bicicleta, la estacionó afuera y sólo entró a tomarse una copa y una cerveza. Pero cuando salió de la cantina se dio cuenta que le habían robado su vehículo.

Por más que investigué no encontré dato alguno sobre la recuperación de ambos vehículos, es decir, de las bicicletas, pero lo que sí pude constatar es que a los amantes de los ajeno de nuestra hermosa ciudad de Saltillo, les gusta llevarse las rilas de quienes andan de pedales en las cantinas.

 

 

Autor

Francisco Tobías
Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas. *El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.