COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

 Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

Hacia una nueva competitividad: Ciudades resilientes y neutras en carbono

 Por Gabriela De Valle Del Bosque

El cambio climático está transformando nuestro mundo a una velocidad alarmante y plantea grandes desafíos —inaplazables— en términos de planeación y gestión de las ciudades.

Antes, el ícono del calentamiento global eran imágenes de osos polares y del deshielo del Ártico, se abordaba como un tema exótico y lejano a la vida cotidiana. Hoy despertamos cada día con noticias de catástrofes naturales en nuestra propia ciudad; esas imágenes ahora son de hogares inundados por lluvias atípicas, granizadas que destruyen cosechas y provocan grandes daños materiales; sequías cada vez más prolongadas, problemas de abasto de agua potable y contaminación; pésima calidad del aire; ecosistemas fracturados, especies extintas y en general fenómenos naturales extremos, cada vez más severos y cercanos.

Hace 50 años se demostró por expertos internacionales que el crecimiento económico encontraría un límite y escenarios futuros poco esperanzadores. Al continuar con las mismas tendencias de desarrollo industrial y agrícola, con la sobreexplotación de los recursos naturales y la contaminación ambiental, se excedería la capacidad del planeta para sostener el desarrollo de las sociedades. Era una advertencia para tomar medidas y decisiones para evitar una situación catastrófica. Hoy ya vivimos esa realidad.

Continuar con un modelo de desarrollo alto en carbono, con elevada degradación ambiental implica altos costos y riesgos que se traducen en deterioro de la competitividad y beneficios que ofrece una ciudad. Las investigaciones actuales e informes mundiales demuestran que el cambio climático tiene fuertes repercusiones en la economía, la productividad, la oferta laboral, los rendimientos, el bienestar y calidad de vida de la población, perturbando de forma importante, el potencial de desarrollo y competitividad de las ciudades y países. Estimaciones de CEPAL señalan que el costo de daños provocados por el cambio climático a la economía podría representar una caída entre 5% y 20% del PIB mundial.

Ante este panorama, la competitividad y liderazgo económico de las ciudades se está transformando, ahora no basta tener excelente infraestructura urbana y mano de obra capacitada, se requiere consolidar su capacidad para impulsar una economía con bajas emisiones de carbono y aumentar su adaptación y resiliencia al cambio climático. Esta transición ofrece una ventana de grandes oportunidades para el desarrollo, siempre y cuando se tomen acciones contundentes a través de la planeación y gestión integral. Es importante evitar que lo que hoy representan ventajas competitivas se conviertan en riesgos y vulnerabilidades que afecten el desarrollo de la ciudad y se reflejen en una mala calidad de vida.

La política ambiental y acción climática debe reposicionarse como eje central y transversal en la planeación urbana y del fomento económico de los municipios. Es prioritario desarrollar capacidades institucionales, diseñar instrumentos económicos y fiscales para atraer inversión y empresas alineadas a esta perspectiva. Una política de acción climática debe ser decisiva con dos vertientes fundamentales: mitigación y adaptación. En la primera, se debe trazar una ruta de transición para reducir las emisiones de carbono, con metas para cada sector y un claro impulso al transporte público eficiente y accesible, la implementación de edificaciones sostenibles, eficiencia energética y generación de energía limpia; desarrollo de economía circular y empleos verdes. En adaptación, es fundamental un marco normativo y gestión efectiva de instrumentos de ordenamiento ecológico del territorio, mitigación del impacto ambiental, soluciones basadas en la naturaleza, ampliación y mejora de espacios verdes y prevención de riesgos.

Ante esta nueva competitividad, necesitamos gobiernos locales decididos, fuertes y capaces de diseñar e implementar una política urbana transversal para poder hacer frente al gran desafío y urgencia que impone el cambio climático.