COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

 Trayectoria de México y lecciones para el futuro I. (1920- 1970)

Ana Isabel Gaytán García 

Vicepresidenta Ejecutiva de Programas de Género

La historia nos ayuda a comprender el presente mediante el pasado, podemos obtener conclusiones dependiendo de los procesos de transformación, incluso podemos hacer predicciones por el estudio de los eventos que han dado forma a la humanidad. Es importante estudiarla.

La historia nos muestra que somos un país solidario, fuerte, capaz. Somos un país dinámico porque a lo largo del tiempo hemos tenido diferentes ciclos económicos, pero hemos aprendido de todos ellos. Después de la Segunda Guerra Mundial, México se dio cuenta de su importancia geoestratégica; tenemos amplias ventajas comparativas entre las que destaca nuestra riqueza en recursos naturales, uno de los más importantes en ese momento fue el petróleo, además, nuestra ubicación nos da acceso a los principales destinos comerciales con Latinoamérica y Norteamérica, tenemos conexión con el Océano Pacífico y el Atlántico.

Desde 1910, la Revolución Mexicana, se caracterizó por un tiempo donde la producción para la exportación de henequén creció y la producción para consumo interno descendió, como fueron los casos del maíz y el frijol. Hasta 1913 y 1916 cuando se presentó una crisis económica profunda provocada, entre otras causas, por la inestabilidad política producida por el golpe de estado de Victoriano Huerta, que trajo un desorden monetario y un proceso inflacionario.

El periodo de 1917 – 1920 se caracterizó, por una recuperación económica por la vía primario-exportadora, proceso que se cuestionó de nuevo a raíz de la crisis de 1929. Lo que ayudó a la incipiente recuperación de 1917 fue la consolidación de un nuevo régimen y la Constitución que llego a estructurar la nueva sociedad mexicana, aunque esa recuperación se vio eclipsada por más desórdenes políticos como la Rebelión de Agua Prieta en 1920 que concluyó con el asesinato del presidente Carranza y la fallida Rebelión de la Huertista de 1923.

En 1920 se dio una reorganización de la economía, que sería el punto de arranque de la industrialización, las dos décadas posteriores a la Revolución fueron inestables por la etapa de la reconstrucción política nacional. Un hecho que marco la historia económica fue la crisis de 1929 – 1932 que de hecho fue una crisis mundial denominada como “La Gran Depresión”.  En México desde 1927 había dificultades por la contracción de las exportaciones y conflictos religiosos. En la relación externa con Estados Unidos también hubo desencuentros por el petróleo, la cuestión agraria y temas de corte político militar.

Sin duda el golpe más fuerte para México fue el efecto de la Gran Depresión ya que derrumbó la producción, el PIB per cápita tuvo una caída de 16% en 1932, además se presentó deflación y se contrajeron el consumo y la inversión privada. Como consecuencia de esta crisis se decidió a partir de 1933 emprender un desarrollo interno con la aspiración de tener autonomía nacional.

En 1940 se adoptó una estrategia de desarrollo denominada “El Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones” (ISI), que buscó proteger la producción industrial interna, limitar la llegada de productos importados -los cuales tendrían aranceles-y otorgar subsidios para atender las necesidades sociales. Esta estrategia tuvo algunos resultados interesantes, entre los que destaca; el crecimiento del PIB fue en ese tiempo del 6% en promedio anual. En 1970 se realizaron ajustes en la política económica por los cambios en la población que ya rebasaba las necesidades de consumo, así que se implementó una nueva estrategia que se denominó como el “Modelo de Desarrollo Compartido” que consistía en redistribuir la riqueza y así tratar de acabar con la desigualdad social, reducir la deuda externa y aumentar la actividad productiva. Sin embargo, no se incrementó la recaudación tributaria y por tanto tampoco el gasto en los bienes y servicios públicos, lo que aunado a la excesiva dependencia de los ingresos petroleros y al colapso del Sistema de Bretton Woods y el precio del oro en el entorno global, provocó inestabilidad económica, una devaluación e inflación. Lo que se agravó por el aumento del gasto público y problemas como una excesiva burocracia, casos de corrupción, gastos innecesarios y malos manejos de los recursos.

Hasta este período, observamos que la economía es sumamente dinámica, está en constante transformación y es cíclica, hay variables correlacionadas que no podemos olvidar, por ejemplo, la recaudación de impuestos con la inestabilidad política, inflación con el gasto, la corrupción y la desigualdad de ingreso.

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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