La candidata de la oposición resultó ser muy global. Mientras tanto, en México…
Los políticos que no comprendan el “espíritu de los tiempos” están condenados al fracaso y al olvido. Y parece que Xóchitl Gálvez y su equipo lo desconocen.
La candidata de la oposición salió del país para encontrarse con el mundo. Por dos semanas se divulgaron imágenes de Xóchitl Gálvez rodeada de élites extranjeras, en amplio salones y lujosas salas. En medio de las elecciones más trascendentales de la historia moderna del país, ¿fue la decisión correcta, o una pérdida de tiempo?
Los alemanes inventaron el término “espíritu de los tiempos”, o Zeitgeist. Significa el clima intelectual que se vive en una época determinada. De la caída del Muro de Berlín a la crisis financiera de 2008 el espíritu de los tiempos fue neoliberal: el super-individualismo, el Estado como problema y el mercado como solución fueron sus tesis. El nacionalismo era una idea oxidada, y la globalización el futuro, afirmaban. Sin embargo, ese espíritu está en descomposición, y el Estado y el nacionalismo están de vuelta. Lo que sucedió en México en esos años es un ejemplo paradigmático: en los noventa se firma el TLCAN, pero hoy tenemos en el poder a un presidente nacionalista. Si en 1990 el 56% de la población decía estar “muy orgullosa” de ser mexicana, para 2018 era el 72% (World Values Survey). Tal vez, hoy el número sea aún mayor.
Los políticos que no comprendan el “espíritu de los tiempos” están condenados al fracaso y al olvido. Y parece que Xóchitl Gálvez y su equipo lo desconocen. La mejor prueba fue su reciente gira por Estados Unidos y España. Muchos argumentaron a favor: porque se vio más presidencial, porque se diferenció de un presidente que es tremendamente parroquial, porque tenía que advertir sobre los peligros para nuestra democracia. Mucho es cierto. Sin embargo, también resulta cierto que esos argumentos son propios de las élites, resultando de poca o nula importancia para el grueso de la población. ¿Un mexicano común pensará en los contrapesos institucionales, o en el carácter parroquial del presidente, al momento de emitir su voto?
Las desventajas fueron considerables. Mientras Xóchitl estaba en el extranjero, la candidata oficial recorría el país, reuniéndose con la población, aceitando las estructuras partidistas, negociando las candidaturas políticas. Xóchitl parece querer desentenderse de las maquinarias partidistas, lo cual sería un error ante los muchos negativos que tienen los partidos políticos de oposición. Más aún, esas maquinarias están hechas de incontables liderazgos locales, quienes necesitan de la motivación de su candidata presidencial; en esta ocasión, los billetazos no bastarán. Ya no hablemos de los votantes independientes que necesitan ser cortejados, y de los votantes hastiados que necesitan ser inspirados para pararse a votar.
Las élites tienden a ser más globales, pero las poblaciones más nacionales. La candidata que presume ser de origen humilde e indígena se va a España a tomarse una foto con Felipe Calderón, en medio de un hartazgo con las élites y un gusto por el discurso nacionalista del populista que habita Palacio Nacional. El espíritu de los tiempos le pasará por encima.
@FernandoNGE
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