COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

Entidades de Fiscalización: ¿Patrullas Policiales o Alarmas Contra Incendios?

Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

 Jesús Javier González Alcázar

 Presidente del Colegio de Economistas de Coahuila A.C.

La reciente revelación de los resultados de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2022 por parte de la Auditoría Superior de la Federación, abre un espacio para reflexionar sobre el papel crucial de las entidades de fiscalización en la arquitectura democrática de México.

La operación gubernamental y su fiscalización forman parte del sistema de democracia representativa; según el modelo McNollgast de Mathew McCubbins, Roger Noll y Barry Weingast. existe una serie de relaciones de Principal y Agente, donde el primero delega en el segundo tareas y funciones en las que el Agente debe ser un experto. Los ciudadanos, al votar por los políticos, delegan en ellos la tarea de diseñar e implementar políticas en beneficio del desarrollo, entorno, seguridad y bienestar general. Por su parte los políticos crean burocracias a las que otorgan facultades y presupuesto para que operen las políticas públicas y atiendan las necesidades de la sociedad. Sin embargo, la ejecución de programas y presupuestos puede alejarse de los intereses ciudadanos, surgiendo la necesidad de un agente de control, las entidades de fiscalización.

Este «Agente» es comparado metafóricamente por los autores citados con «Patrullas Policiales o Alarmas Contra Incendios», que forman parte del control legislativo de las burocracias. Las entidades de fiscalización superior son esenciales para enfrentar posibles desviaciones, ya sea de manera correctiva (patrullas) o preventiva (alarmas). La esencia del perfil de las entidades de fiscalización radica en el diseño y uso de los instrumentos jurídicos establecidos para prevenir, detectar, corregir y en su caso promover una sanción por una gestión inadecuada de los recursos públicos.

La metáfora de las «patrullas policiales» destaca la importancia de la auditoría tradicional, enfocada en lo reactivo y punitivo. Sin embargo, esta perspectiva solo actúa después de que se ha cometido el error. Es imperativo que las entidades de fiscalización, sin abandonar este perfil correctivo, evolucionen también hacia la metáfora de las «alarmas contra incendios», fortaleciendo las acciones preventivas. En este sentido, es necesario desarrollar esquemas que contribuyan a corregir desviaciones antes de que se amplíen demasiado.

Es crucial que las entidades de fiscalización fortalezcan mecanismos preventivos, como sistemas de monitoreo y evaluación, auditorías de desempeño con recomendaciones proactivas, formación de capacidades administrativas, contraloría social y participación ciudadana. Además, es esencial que la legislación determine y asigne presupuestos con un enfoque basado en resultados.

A pesar de que en México y otros países latinoamericanos estos esquemas preventivos no están plenamente desarrollados, debemos reconocer su potencial para mejorar la gestión pública. La prevención de desviaciones antes de que afecten significativamente el uso de recursos públicos es fundamental para asegurar que éstos se traduzcan en una mejor calidad de vida para los ciudadanos. Es necesario mantener en el proceso de fiscalización un equilibrio entre las «patrullas policiales» reactivas y las «alarmas contra incendios» preventivas.

Antes de concluir esta colaboración, deseo mencionar a nuestros estimados lectores que este espacio editorial es una contribución del Colegio de Economistas de Coahuila para la reflexión, análisis y divulgación de ideas, agradecemos profundamente la oportunidad de contar con él, así mismo invito a nuestros colegas a que nos envíen sus colaboraciones relacionadas con el estudio del amplio y complejo contexto económico para proponerlas cada semana en este mismo medio.