Arturo Argueta Villamar, Inés Arroyo Quiroz, José Luis Carpio Domínguez y José Ignacio Castro Salazar comentaron que hay problemáticas que causan más daño que las transgresiones de alto impacto
Ciudad de México.- Ante el acelerado incremento de delitos socioambientales y daños a la biodiversidad, es necesario dar mayor impulso al desarrollo de la criminología verde, como herramienta fundamental que contribuye a frenar la destrucción del planeta, afirmó el investigador del Programa de Estudios Socioambientales del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, Arturo Argueta Villamar.
En nuestro país, señaló, bajo la perspectiva de la criminología se han atendido situaciones como las amenazas a la seguridad nacional, los tipos de tráfico, delincuencia, homicidios o secuestro; sin embargo, se ha utilizado poco para atender desafíos ambientales que no son menos importantes.
Generalmente el tema se ha abordado a partir de disciplinas como biología, conservación, ciencias ambientales, derecho ambiental, ciencia política, incluso de las relaciones internacionales, pero esto ha resultado insuficiente, aseveró durante los trabajos del Tercer Seminario Interinstitucional: Criminología Verde en México.
Las descripciones y análisis proporcionados en este campo se pueden utilizar como instrumento para identificar actos punibles, omisiones, patrones y prácticas que son ambientalmente destructivas o pueden producir degradación; y también como posibles vías para el combate de estos ilícitos.
Argueta Villamar añadió que se propone nuevamente el Seminario como un espacio de discusión y participación interdisciplinar que permita la vinculación de estudios en la materia en nuestro país, sobre distintos enfoques, sectores y líneas de trabajo.
La finalidad es generar, compartir y divulgar conocimientos, producto de investigaciones, que impacten positivamente en la ciencia y en la sociedad mexicana en relación con los crímenes y daños contra el medioambiente, la biodiversidad, la vida y el planeta en su conjunto, enfatizó.
Al hacer uso de la palabra, la investigadora del CRIM, Inés Arroyo Quiroz, destacó que existe un movimiento social y académico para que quienes trabajan en la criminología tradicional adquieran conciencia sobre estos temas y los aborden.
La interdisciplina es un factor determinante en el tema, el cual es posible abordar en diferentes espacios y materias, a partir también de la criminología ambiental, estudios socioambientales de la biodiversidad, el derecho, economía, ciencia política y relaciones internacionales.
Arroyo Quiroz añadió que en el caso de México es indispensable establecer un concepto unificado que defina los crímenes y daños ambientales tomando en cuenta nuestra realidad, historia, posturas sociales, culturales y económicas.
Más instrumentos
En su intervención, el investigador de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, José Luis Carpio Domínguez, miembro del grupo de especialistas en criminología verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, detalló:
Esta ciencia se enfoca en documentar, describir, analizar y comprender los ilícitos y crímenes contra la biodiversidad, los ecosistemas y la vida del orbe, con el objetivo de generar conocimiento científico que permita formulación de políticas públicas para su atención y prevención.
Indicó que este Seminario es uno de los pocos espacios académicos de orden público para debatir, proponer y analizar las causas y consecuencias en la materia en México.
Al referirse a la necesidad de tipificar las transgresiones ambientales, el profesor José Ignacio Castro Salazar, del Instituto Tecnológico Superior de Abasolo, del estado de Guanajuato, planteó la urgencia de revisar el código penal para que las sanciones no se queden únicamente en faltas administrativas, multas económicas o en clausuras temporales, cuando la transgresión amerita abrir procedimientos legales para actuar contra quienes atentan hacia el entorno o trafican con especies animales.
Se requieren mayores esfuerzos administrativos que permitan, por ejemplo, crear un área de inteligencia dentro de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, así como fiscalías especializadas con personal capacitado y mayor número de peritos ambientales, a fin de actuar con mejores herramientas legales, apuntó el especialista.
En la criminología verde existen flagelos que no son asuntos prioritarios en los sistemas de justicia, pero pueden tener el potencial de ocasionar más muertes que incluso los atropellos de alto impacto, por ejemplo, la contaminación de suelo por derrame de hidrocarburos, o la atmosférica que podrían generar enfermedades y gran cantidad de decesos; estos actos están fuera de nuestras leyes, alertó.
Cabe mencionar que el Tercer Seminario Interinstitucional: Criminología Verde en México fue organizado por el CRIM de la UNAM; la unidad académica multidisciplinaria Reynosa-Aztlán, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas; y el Instituto Tecnológico Superior de Abasolo, del estado de Guanajuato. (UNAM)
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