LA “MARCHA POR NUESTRA DEMOCRACIA” Y EL COMPROMISO CIUDADANO

Este domingo se realizó la llamada “Marcha por Nuestra Democracia”, tanto en el Zócalo de la Ciudad de México, como en otras importantes ciudades del país.

En la efectuada en la capital de la República, la más relevante, por su capacidad de convocatoria y resonancia natural, el único orador fue el ex-consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, quien previamente había señalado que “la marcha por la democracia del 18 de febrero, es un nuevo ejercicio para defender públicamente el voto libre, las instituciones de la democracia y a la Constitución como el arreglo político en el que todos, a pesar de nuestras diferencias, tenemos cabida”.

Lorenzo Córdova, quien lleva ya algunos desencuentros con el presidente Andrés Manuel López Obrador, fijó la postura de los convocantes señalando como premisa: “Estamos frente a un proyecto de restauración autoritaria que quiere regresarnos a las épocas de un partido hegemónico que pretende revertir muchas de las conquistas democráticas que se han conseguido y que les permitieron llegar al poder”

Su argumento fue el siguiente: “Hace unos días se volvió a presentar una serie de iniciativas que buscar destruir al INE como lo conocemos y, a través de una elección directa de sus consejeros, controlarlo políticamente. No se requiere un árbitro imparcial, se requiere un árbitro que responda a los intereses de la mayoría del momento y eso no podemos ni vamos a permitirlo”.

Y agregó: “No se vale exigir reglas de equidad y condiciones justas en la competencia política siendo oposición, y violarlas sistemáticamente siendo gobierno, esa deslealtad hoy pone en peligro a nuestra democracia”.

Al exponer sus pruebas de la amenaza de un “proyecto de regresión autoritaria”, abundó: “No se trata de especulaciones o de falsas alarmas, ahí están las iniciativas, se busca desaparecer los órganos autónomos para que las tareas vuelvan al Ejecutivo tal y como sucedía hace 30 años, cuando estaban a cargo de una Presidencia autoritaria”.

Señaló, además, que México “no es el país de unos cuantos, mayorías y minorías cuentan con los mismos derechos”.

“La democracia es una obra la colectiva y su defensa es también lo es (…); estamos aquí para defender algo que es nuestro y que no vamos a permitir  que nos lo arrebaten. Si los autoritarios no descansan, tampoco lo haremos quienes defendemos la libertad y la democracia”.

Finalmente, convocó a los ciudadanos a participar como funcionarios de casilla, como observadores electorales y votar masivamente el 2 de junio ya que el futuro de la democracia nacional estará en sus manos.

La movilización ciudadana siempre será bienvenida en un sistema democrático. Por eso es importante que todos recordemos que la participación política comprende una gama de acciones diversas: atención a la información política en los medios masivos, discusión política dentro del seno familiar o en el centro de trabajo, proselitismo espontáneo sin intención, voto en las elecciones, acción comunitaria, asistencia a actos políticos, relaciones con políticos y funcionarios públicos, aportación de fondos a causas políticas, militancia partidista, trabajo de partido, realización de tareas de campaña, entre otras.

Estas formas de acción política de los electores conducen, de algún modo, a orientar su voto. La participación política está impulsada por el interés propio, el sentido del deber ciudadano, el impacto percibido del gobierno sobre la vida propia, el sentido de eficacia política de la acción personal, el conocimiento de las opciones políticas disponibles. La gente vota, hace campaña, se manifiesta, hace huelga o mítines porque piensa que el gobierno puede solucionar algún problema individual o de grupo.

El modo como se llevan a cabo todas estas tareas también califica la participación política y puede variar de ser completamente racional, abierta, partidista, sistemática, activa y comprometida, a sólo ser fruto de las circunstancias y emociones del momento o de la manipulación; asimismo, puede dirigirse al mantenimiento del status quo u orientarse al cambio.

En estos tiempos debemos reflexionar y tener claro que sin la participación ciudadana no podremos revitalizar y oxigenar el sistema democrático. México necesita hoy en día un sistema democrático renovado, que cuente, entre sus ingredientes, con la aceptación del pluralismo y de la diversidad; tolerancia y diálogo; autonomía de la política, respeto y responsabilidad institucional.

Por ello es importante que la participación ciudadana trascienda a las formas de acción política de los electores que conducen, de algún modo, a orientar su voto.

Es decir, que vayan más allá de la coyuntura electoral y que se vuelva una exigencia permanente de instrumentos y motivación para participar. Porque sólo abriendo las instituciones se puede generar una participación eficaz. Solo así se conseguirá que la ciudadanía confíe en la acción de gobierno y colabore con ella.

Los ciudadanos con su acción cotidiana y permanente deberán exigir que sí se revise y se reforme el actuar de los poderes públicos y sus instituciones autónomas, pero para fortalecerlas y lograr que cumplan cabalmente sus funciones.

Todo lo anterior para lograr, entre otras cosas, un gobierno autónomo frente a los poderes e intereses que no están legitimados por la voluntad popular; que garantice la provisión de los bienes públicos esenciales; que respete a la oposición y preserve los equilibrios institucionales y la autonomía de los poderes del Estado y de los organismos autónomos y sea un leal dialogante con las autoridades locales; que favorezca la trasparencia y responda ante los ciudadanos, rinda cuenta de su gestión, asuma sus responsabilidades y de la cara y resultados en los momentos de crisis.

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

josevega@nuestrarevista.com.mx

 

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José Vega Bautista
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