CONFUSIÓN E INCONFORMIDAD

El PRI torreonense libró, sin mayores muestras de desunión o escisiones, la primera etapa de su participación en las elecciones del dos de junio, en este caso para la renovación del Ayuntamiento. Ello, a pesar de los barruntos de tormenta que representaron otros dos presuntos aspirantes, además del actual alcalde, Román Alberto Cepeda González.

Uno de ellos, Xavier Herrera, ex funcionario estatal, tomó de pretexto el Sector 11 A de su partido para emprender un gran activismo y en su momento reconoció que pretendía ser tomado en cuenta por su partido para contender por la Presidencia Municipal. Pero nunca se registró como precandidato. El otro, Enrique Sarmiento, sí pretendió registrarse y hasta había cumplido con el requisito de solicitar licencia como regidor del Ayuntamiento. Pero el viernes pasado, un día antes del registro, anunció que había decidido no hacerlo sin dar mayores explicaciones ni justificación.

Así quedó libre el camino para Román Alberto Cepeda, que buscará la reelección con amplias posibilidades de obtenerla, aun sin la alianza con el PAN, que en lo local presentará su propio abanderado. El reto para ambos partidos será aclararles que en lo federal sí participarán coaligados en la contienda del dos de junio, pero no paras presidente municipal.

Se comenta, tras bambalinas, que al interior del partido blanquiazul un sector simpatiza con llevar un “fuerte candidato” y pelear en serio por la recuperación de la Alcaldía, a pesar de haber obtenido un 6 por ciento de la votación en los últimos comicios, y se inclinan por Jorge Zermeño Infante; otra parte se muestra dispuesto a llevar la coalición al terreno local, desoyendo las disposiciones de la dirigencia nacional, y pretenden un candidato “débil” para que gane el PRI. ¿María Eugenia Cázares sería una candidatas a modo?

El que quiso irse por la libre sin consultar a su partido fue el regidor panista José Armando González Murillo, “Lumba”, quien, adoptando la postura del “el Partido soy yo”, directamente buscó registrarse ante el Instituto Electoral de Coahuila, pero en primera instancia fue rechazado por no haber tramitado una licencia para separarse del cargo. Ante este panorama de coaliciones parciales, confusión e inconformidad entre su militancia, el blanquiazul corre el riesgo de obtener una votación inferior al tricolor, a Morena y hasta el Partido del Trabajo.